No sé de quién partió la idea, ni cuando surgió, pero alguien, en la anterior reunión sugirió la posibilidad de que para celebrar el 25º aniversario, lo hiciéramos un poco más formal y si se pudiera dar un carácter oficial al evento, tendría más repercusión en los medios. Tal formalismo pasaría por una recepción en alguna institución de la ciudad y se pensó en el ayuntamiento. Isidro se ofreció a mediar en este asunto por tener relaciones institucionales debido a su cargo. Cuando llegó el momento de empezar a concretar lo que queríamos hacer en el evento, se tomó la decisión de hacer la solicitud de recepción en el ayuntamiento, ésta había que hacerla con determinado tiempo por cuestiones de agenda de la primer edil y así se hizo. La contestación fue rápida y positiva, quedando la fecha reservada en los actos de la alcaldesa. Desde ese momento quedamos comprometidos en seguir hacia adelante en el asunto y gracias a las gestiones posteriores de Isidro la alcaldesa accedió a desplazarse a la Laboral sin ningún tipo de problemas.
Casi desde el mismo memento en que la alcaldesa dijo sí, ya me había arrepentido de ese compromiso porque quedábamos condicionados con temas de horarios, protocolos, obsequios, desplazamiento en comitiva procesional desde la Uni hasta el ayuntamiento con el consiguiente retraso en todas las actividades programadas. Menos mal que finalmente, fue ella la que se desplazó hasta nosotros.
Después de que todo haya pasado, tengo que reconocer que su visita fue todo un acierto y creo que a todos nos alegró la mañana. Una señora tan elegante, con tanta clase , tan cercana y simpática. Nos dedicó unas palabras de reconocimiento a nuestra promoción y una invitación a que nos reencontraramos con Zamora 25 años después, que no solo seguía hermosa sino que había mejorado en su reestructuración, restauración arquitectónica y se habían redescubierto edificios como el castillo,. Lástima que no tuviéramos tiempo de hacerle una visita...
Desde este foro quiero agradecer su deferencia para con nosotros y reproduzco las palabras que se le dedicaron.
Excelentísima alcaldesa:
En nombre de los antiguos alumnos de la Universidad Laboral de Zamora, me dirijo a usted como representante de todos los miembros de "La Octava".
Es un honor para nosotros que nos honre con su presencia y agradecemos especialmente que se haya desplazado hasta aquí para recibirnos en nombre de Zamora.
Hoy celebramos nuestro veinticinco aniversario de titulación en esta Universidad Laboral y no queríamos realizar el acontecimiento sin contar con su presencia para que en representación de la ciudad, reciba nuestra más sincera gratitud por los años que pasamos en esta magnífica urbe. Unos hemos continuado residiendo en ella y seguimos disfrutando de su belleza y forma de vida, pero somos muchos los que nos hemos repartido por diferentes poblaciones de toda la geografía española y no pasan muchos días sin que recordemos sus calles y sus gentes y los maravillosos años que pasamos estudiando y divirtiéndonos ajenos al devenir del tiempo y a los vaivenes de la vida. vivir en esta ciudad nos enriqueció a todos, como estudiantes y como hombres y por ello, estaremos siempre agradecidos a sus instituciones, directores, profesores, educadores y compañeros. con el acto que celebramos hoy, decimos: GRACIAS ZAMORA.
Habíamos pensado en Carro para que fuera el quién leyera este discurso y desde aquí le quiero rendir un merecido homenaje. No puso ningún reparo en hacerlo; con la elegancia que le caracteriza. Carro es uno de los que menos ha cambiado físicamente desde aquellos años. En lo que yo puedo apreciar con respecto a otros aspectos, tampoco ha cambiado mucho; sigue tan seguro de sí mismo, ordenado, pulcro, organizado y responsable.
Recuerdo que el siempre tenía sus horarios establecidos para los estudios y cuando terminaba de hacer lo que se había marcado como objetivo, se incorporaba donde había una fiesta y se involucraba hasta las últimas consecuencias. Recuerdo también su previsión de tener siempre una fruta en la mano para cuando apretaba el hambre y los demás lo mirábamos preguntándonos porque no hacíamos nosotros lo mismo.
Nos ha gustado que volvieras a venir y te agradecemos que pongas un poco de cordura en estas reuniones. Te echamos de menos en la cena y verte con el pañuelo de 4 nudos en la cabeza.
En este sitio es donde también quiero rendir homenaje a nuestro delegado.
Hubo un momento en el que pensé que no iba a poder acompañarnos en esta empresa, pero la celebración del 25º aniversario sin el, no hubiera sido lo mismo y así lo entendió el también, con la responsabilidad de estar presente, haciendo un esfuerzo para con su vida privada. Tener a Ricardo como delegado siempre nos ha proporcionado prestigio, respeto y admiración, tanto de cara a los demás estudiantes como ante profesores, directores, jefes de estudio y educadores y eso sigue siendo así.
Con todos los compañeros hemos vivido muchas anécdotas, pero con unos más que con otros y con Ricardo, todos tenemos docenas de ellas, pero aquí quiero recordar una que me reafirma en lo que digo sobre el respeto. Cuando empezamos a dar clase de ciencias en "la grillera", no se nos ocurrió otra cosa que un buen día, calarnos el pañuelo de cuatro nudos en la cabeza y aparecer de esta guisa, encabezados por el delegado en los dominios de los "grillos". Ricardo iba el primero, con la carpeta y el libro de ciencias bajo el brazo, tieso en los andares y porte majestuoso, cabeza rígida con miradas de reojo por encima del hombro a cuantos grillos se interponían en nuestro camino y a medida que avanzábamos en procesión, se iba haciendo un silencio incrédulo. Desde ese momento, el pañuelo de cuatro nudos se convirtió en un símbolo de La Octava.
Para terminar esta entrada y con el homenaje a los compañeros, dejó aquí las palabras del Eterno Delegado, leídas en un emotivo discurso para todos. Cuando las leí por primera vez, me emocionaron y cuando las leyó para todos los allí presentes, lo volvieron a hacer.
Gracias por todo, Ricardo.
25º ANIVERSARIO DE LA OCTAVA
Buenos días y bienvenidos a esta reunión.
Después de 25 años nos juntamos 33 compañeros, con los que compartimos aquellos cinco inolvidables años, que gracias a la unión que teníamos, al lugar en que nos encontrábamos, a la edad y a otros factores, constituyeron para nosotros una magnífica experiencia.
Dicen que sólo nos acordamos de lo bueno, que lo malo se olvida. Pero bien seguros estamos nosotros de que en nuestro grupo no hubo momentos malos, si no fue algún mal resultado de algún examen.
No reñíamos, no era necesario. Si en algún momento, alguien se despistaba y cometía alguna falta, no se le tenía en cuenta, no causaba rencor, ni enfados. Simplemente surgía otro motivo más para reírnos con la mejor intención y sacarle la nota de humor a la situación.
Todos éramos compañeros de clase, pero es que todos éramos amigos. No se desmarcaba nadie, no había diferencias entre externos, medio pensionistas e internos, cosa que no ocurría en otros grupos. Con cualquiera del aula, podíamos tomar una cerveza, con cualquiera que tuviera dinero claro, porque en nuestros bolsillos lo que menos había era dinero, sobre todo al final de la semana.
Yo creo que fuimos un aula que hizo época, creo que fuimos el grupo más famoso de aquellos años, incluso fuera de la Laboral, fuimos conocidos.
Además teníamos una cercanía y confianza con los profesores, que tampoco era habitual.
Tal vez esta confianza y sin duda, la calidad de los profesores, hizo que nuestra formación fuera de primer nivel.
Os puedo asegurar, como podría hacerlo cualquiera de los que hemos trabajado en el Metal, que tenemos una formación envidiable y que cuando empezamos a trabajar, estábamos preparados para competir con cualquiera. En numerosas ocasiones, después de 25 años trabajando en la industria, seguimos percibiendo y presumiendo que nuestra formación procede de la Universidad Laboral. Incluso en algunos momentos, nos acordamos de lo extraordinarios que fueron: Alfonso,Pepe,Marcos, Fernando, Julio, Mateos J, Ángel Blanco, j. Luis Gil, T. Vega, Regueras, Téllez, El Látigo y alguno más que no nombro porque su asignatura fuera menos técnica y más general, pero seguro que también era un buen profesor y también tenía con nosotros un vínculo especial. Desde los inicios de mi vida laboral, me he acordado mucho de todos ellos y les estoy muy agradecido.
Y qué decir de los educadores, si éramos compañeros más que otra cosa. Estaban tan comprometidos con nosotros, que cuando alguno tenía algún problema, se ocupaban de él como si de un miembro de su familia se tratara.
Se reunieron una serie de circunstancias, que hicieron que después de 25 años, queramos volver a vernos. Veinticinco años son más de los que teníamos cuando nos separamos y, sin duda, ya no somos los mismos, pero desde aquí os pido que este fin de semana, nos traslademos a aquella época y volvamos a sentirnos y a ser lo que fuimos, como si los años no nos hubieran cambiado.
Me pidió Pascual, que como Delegado, Eterno Delegado, dijera unas palabras. Bien, pues esta ha sido mi reflexión y me gustaría que tuvierais, como yo, esta impresión de lo que significó para nosotros la Gloriosa Universidad Laboral.
Gracias a los organizadores por exigirme que me involucrara en este evento.
Gracias a todos por venir y seguir siendo mis compañeros.
¡ Qué tengamos un buen fin de semana !
Casi desde el mismo memento en que la alcaldesa dijo sí, ya me había arrepentido de ese compromiso porque quedábamos condicionados con temas de horarios, protocolos, obsequios, desplazamiento en comitiva procesional desde la Uni hasta el ayuntamiento con el consiguiente retraso en todas las actividades programadas. Menos mal que finalmente, fue ella la que se desplazó hasta nosotros.
Después de que todo haya pasado, tengo que reconocer que su visita fue todo un acierto y creo que a todos nos alegró la mañana. Una señora tan elegante, con tanta clase , tan cercana y simpática. Nos dedicó unas palabras de reconocimiento a nuestra promoción y una invitación a que nos reencontraramos con Zamora 25 años después, que no solo seguía hermosa sino que había mejorado en su reestructuración, restauración arquitectónica y se habían redescubierto edificios como el castillo,. Lástima que no tuviéramos tiempo de hacerle una visita...
Desde este foro quiero agradecer su deferencia para con nosotros y reproduzco las palabras que se le dedicaron.
Excelentísima alcaldesa:
En nombre de los antiguos alumnos de la Universidad Laboral de Zamora, me dirijo a usted como representante de todos los miembros de "La Octava".
Es un honor para nosotros que nos honre con su presencia y agradecemos especialmente que se haya desplazado hasta aquí para recibirnos en nombre de Zamora.
Hoy celebramos nuestro veinticinco aniversario de titulación en esta Universidad Laboral y no queríamos realizar el acontecimiento sin contar con su presencia para que en representación de la ciudad, reciba nuestra más sincera gratitud por los años que pasamos en esta magnífica urbe. Unos hemos continuado residiendo en ella y seguimos disfrutando de su belleza y forma de vida, pero somos muchos los que nos hemos repartido por diferentes poblaciones de toda la geografía española y no pasan muchos días sin que recordemos sus calles y sus gentes y los maravillosos años que pasamos estudiando y divirtiéndonos ajenos al devenir del tiempo y a los vaivenes de la vida. vivir en esta ciudad nos enriqueció a todos, como estudiantes y como hombres y por ello, estaremos siempre agradecidos a sus instituciones, directores, profesores, educadores y compañeros. con el acto que celebramos hoy, decimos: GRACIAS ZAMORA.
Habíamos pensado en Carro para que fuera el quién leyera este discurso y desde aquí le quiero rendir un merecido homenaje. No puso ningún reparo en hacerlo; con la elegancia que le caracteriza. Carro es uno de los que menos ha cambiado físicamente desde aquellos años. En lo que yo puedo apreciar con respecto a otros aspectos, tampoco ha cambiado mucho; sigue tan seguro de sí mismo, ordenado, pulcro, organizado y responsable.
Recuerdo que el siempre tenía sus horarios establecidos para los estudios y cuando terminaba de hacer lo que se había marcado como objetivo, se incorporaba donde había una fiesta y se involucraba hasta las últimas consecuencias. Recuerdo también su previsión de tener siempre una fruta en la mano para cuando apretaba el hambre y los demás lo mirábamos preguntándonos porque no hacíamos nosotros lo mismo.
Nos ha gustado que volvieras a venir y te agradecemos que pongas un poco de cordura en estas reuniones. Te echamos de menos en la cena y verte con el pañuelo de 4 nudos en la cabeza.
En este sitio es donde también quiero rendir homenaje a nuestro delegado.
Hubo un momento en el que pensé que no iba a poder acompañarnos en esta empresa, pero la celebración del 25º aniversario sin el, no hubiera sido lo mismo y así lo entendió el también, con la responsabilidad de estar presente, haciendo un esfuerzo para con su vida privada. Tener a Ricardo como delegado siempre nos ha proporcionado prestigio, respeto y admiración, tanto de cara a los demás estudiantes como ante profesores, directores, jefes de estudio y educadores y eso sigue siendo así.
Con todos los compañeros hemos vivido muchas anécdotas, pero con unos más que con otros y con Ricardo, todos tenemos docenas de ellas, pero aquí quiero recordar una que me reafirma en lo que digo sobre el respeto. Cuando empezamos a dar clase de ciencias en "la grillera", no se nos ocurrió otra cosa que un buen día, calarnos el pañuelo de cuatro nudos en la cabeza y aparecer de esta guisa, encabezados por el delegado en los dominios de los "grillos". Ricardo iba el primero, con la carpeta y el libro de ciencias bajo el brazo, tieso en los andares y porte majestuoso, cabeza rígida con miradas de reojo por encima del hombro a cuantos grillos se interponían en nuestro camino y a medida que avanzábamos en procesión, se iba haciendo un silencio incrédulo. Desde ese momento, el pañuelo de cuatro nudos se convirtió en un símbolo de La Octava.
Para terminar esta entrada y con el homenaje a los compañeros, dejó aquí las palabras del Eterno Delegado, leídas en un emotivo discurso para todos. Cuando las leí por primera vez, me emocionaron y cuando las leyó para todos los allí presentes, lo volvieron a hacer.
Gracias por todo, Ricardo.
25º ANIVERSARIO DE LA OCTAVA
Buenos días y bienvenidos a esta reunión.
Después de 25 años nos juntamos 33 compañeros, con los que compartimos aquellos cinco inolvidables años, que gracias a la unión que teníamos, al lugar en que nos encontrábamos, a la edad y a otros factores, constituyeron para nosotros una magnífica experiencia.
Dicen que sólo nos acordamos de lo bueno, que lo malo se olvida. Pero bien seguros estamos nosotros de que en nuestro grupo no hubo momentos malos, si no fue algún mal resultado de algún examen.
No reñíamos, no era necesario. Si en algún momento, alguien se despistaba y cometía alguna falta, no se le tenía en cuenta, no causaba rencor, ni enfados. Simplemente surgía otro motivo más para reírnos con la mejor intención y sacarle la nota de humor a la situación.
Todos éramos compañeros de clase, pero es que todos éramos amigos. No se desmarcaba nadie, no había diferencias entre externos, medio pensionistas e internos, cosa que no ocurría en otros grupos. Con cualquiera del aula, podíamos tomar una cerveza, con cualquiera que tuviera dinero claro, porque en nuestros bolsillos lo que menos había era dinero, sobre todo al final de la semana.
Yo creo que fuimos un aula que hizo época, creo que fuimos el grupo más famoso de aquellos años, incluso fuera de la Laboral, fuimos conocidos.
Además teníamos una cercanía y confianza con los profesores, que tampoco era habitual.
Tal vez esta confianza y sin duda, la calidad de los profesores, hizo que nuestra formación fuera de primer nivel.
Os puedo asegurar, como podría hacerlo cualquiera de los que hemos trabajado en el Metal, que tenemos una formación envidiable y que cuando empezamos a trabajar, estábamos preparados para competir con cualquiera. En numerosas ocasiones, después de 25 años trabajando en la industria, seguimos percibiendo y presumiendo que nuestra formación procede de la Universidad Laboral. Incluso en algunos momentos, nos acordamos de lo extraordinarios que fueron: Alfonso,Pepe,Marcos, Fernando, Julio, Mateos J, Ángel Blanco, j. Luis Gil, T. Vega, Regueras, Téllez, El Látigo y alguno más que no nombro porque su asignatura fuera menos técnica y más general, pero seguro que también era un buen profesor y también tenía con nosotros un vínculo especial. Desde los inicios de mi vida laboral, me he acordado mucho de todos ellos y les estoy muy agradecido.
Y qué decir de los educadores, si éramos compañeros más que otra cosa. Estaban tan comprometidos con nosotros, que cuando alguno tenía algún problema, se ocupaban de él como si de un miembro de su familia se tratara.
Se reunieron una serie de circunstancias, que hicieron que después de 25 años, queramos volver a vernos. Veinticinco años son más de los que teníamos cuando nos separamos y, sin duda, ya no somos los mismos, pero desde aquí os pido que este fin de semana, nos traslademos a aquella época y volvamos a sentirnos y a ser lo que fuimos, como si los años no nos hubieran cambiado.
Me pidió Pascual, que como Delegado, Eterno Delegado, dijera unas palabras. Bien, pues esta ha sido mi reflexión y me gustaría que tuvierais, como yo, esta impresión de lo que significó para nosotros la Gloriosa Universidad Laboral.
Gracias a los organizadores por exigirme que me involucrara en este evento.
Gracias a todos por venir y seguir siendo mis compañeros.
¡ Qué tengamos un buen fin de semana !
Ricardo Palacios y yo compartimos habitación unos meses en 1º de FPII luego como todos recordareis Palacios tuvo que dejar los estudios ese año por enfermedad y ya fue un año detrás de nosotros aunque lo consideramos siempre uno más.
ResponderEliminarLa convivencia con Ricardo me va a servir para desenmascararlo y que todos veáis como en realidad era. (Ricardo voy a tirar tu mito por tierra jejeje).
Teníais que ver su taquilla, lo ordenada que estaba siempre (por los cojones) eso parecía un expositor de ropa en rebajas y después de haber pasado cientos de mujeres. La camiseta de deportes (la roja) un día la ponía bien pero a la vez siguiente al revés y eso era porque al quitársela quedaba así y no se complicaba en darle la vuelta.
Que decir de sus apuntes no fueras a ver nada porque era imposible, ahora preguntaras lo que fuera no había problema te lo explicaba como el mejor. Claro de hay sus dotes para hacerse pasar por profesor en el aula de los novatos.
Una anécdota que tenemos en común y que hace poco recordamos era la siguiente.
Yo tenía un casete, (que por cierto he tirado hace poco tiempo), que me habían traído mis primos de Andorra, lo poníamos a todas horas, a mi me gustaba y me gusta mucho Victor Manuel, a Ricardo hice que le gustara también de tanto oírlo , todas las noches dejábamos puesta una cinta y claro ya nos la sabíamos de memoria, cuando acababa la última canción esperábamos el sonido de la tecla del stop, (joder como jodía el tac que hacía a saltar).
Otra vez como todos recordareis yo ya apuntaba a mi actual oficio, le estaba cortando el pelo, bueno cortar es un decir, milimitrar el corte que en eso no ha cambiado, pues eso le estaba cortando el pelo y entró Esther y a Ricardo no le caía precisamente muy bien pues nada allí se nos acopló, y venga preguntas. Que de donde me venía la vocación que si tenía algún pariente peluquero, vamos que Ricardo estaba encantado con el interrogatorio.
Bueno Ricardo espero no te haya molestado cuente estas anécdotas ya nos veremos, gracias por ser mi amigo.
Eso de entrar con el tetracornio calado en la mismisima grillera tiene que explicase mas que yo no me acuerdo y no andaria muy lejos del evento
ResponderEliminarRapado el comentario sobre la vida íntima de Ricardo es genial, me has hecho reir un buen rato.
ResponderEliminarChin, ya contaré el episodio con más detalle pero la gente tiene que ayudar también que solo cuento las cosas yo.
Perdonarme, pero en vacacinoes no me he conectado.
ResponderEliminarAhora veo la descripción que ha hecho Jose de mí. Efectivamente yo tenía muchas técnicas simplificadoras, como la de la camiseta, los apuntes, los ceniceros, el tabaco.
También recuerdo cómo nos tocó los cojones la Esther. No se iba, y yo ahí sentado, como en la silla de un dentista. Pero lo cierto es que no me caía mal. No era mala chica, lo que pasa es que era recatada y no estábamos acostumbrados a ese tipo de gente.