Este año repetimos en el mismo restaurante céntrico que en el de la 1ª reunión. Llovía todavía y fuimos llegando al restaurante, pasando entre los puestos y tenderetes mojados de las fiestas de San Pedro. Nos fuimos acomodando en la barra del bar, mientras veíamos el fútbol del mundial de Sudáfrica. Dimos la bienvenida al matrimonio Mateos, que se adhería a la celebración, cosa que nos alegró especialmente.
La cena fue el momento elegido por algunos compañeros para compartir con sus parejas, que tomaron parte con los demás miembros de La Octava de esos momentos más relajados del día. Sé que su intención es un acto de amistad y fraternidad para con nosotros y es bien recibido, es más, si en un futuro, se volviera a organizar otra reunión, creo que sería conveniente que se apuntaran el mayor número posible de mujeres, ya que fue divertido y a ellas también le gusta, pese a lo que podamos pensar nosotros de que se aburren con nuestras batallitas, etc.
Conseguimos poner nuestra ORLA al lado de la mesa y departimos animados durante toda la velada.
Aquí, quiero rendir homenaje a otros tres compañeros más, que además, dos de ellos formaron parte del "clan" en el que yo también estuve y el tercero es un buen amigo.
Comienzo con Isidro.
Ahora...y también antes, un señor respetable, serio, elegante, responsable, pero sobre todo; noble, compañero y gran amigo.
No va a salir de mis palabras nada comprometedor para su carrera política, ni para su vida pública y lo que voy a contar en este recuerdo para él, son hechos intrascendentes e inocentes, así que nadie se asuste.
Tengo que decir que en la cena nos hiciste reír mucho a los que estábamos a tú lado y me recordaste unos acontecimientos ocurridos hace más de 25 años que tenía casi olvidados y que forman parte importante del bagaje personal de aquellos inolvidables años y que has hecho que se vuelvan a grabar en mi memoria. Las vivencias que pasamos contigo siempre estaban cargadas de fuertes emociones y sentimientos. Como eras algo mayor que nosotros, tus experiencias nos hacían crecer y esperábamos ansiosos a que llegara el lunes para que nos contaras tus peripecias realizadas en el fin de semana en tu pueblo a por donde estuvieras de fiesta. Nos tumbábamos en las camas y con tus relatos, nos hacías transportar a un mundo que pronto desearíamos visitar. Siempre estaré un poco enfadado contigo por abandonarnos antes de tiempo, porque nos hubiera encantado que te hubieras quedado con nosotros hasta el final.
El relato que quiero recordar, se ubica en las habitaciones de 1º de F.P.II. Tú compartías habitación con uno de 3º, Augusto creo. Paco, Aguado y yo, estábamos en otra un poco más lejos que la tuya. Como he dicho antes, los lunes llegábamos corriendo, dejábamos los bártulos en la habitación e íbamos corriendo a la tuya para que nos contaras las novedades acaecidas durante el fin de semana. Al estar tanto tiempo en tu cuarto, nos enterábamos de las cosas que traías del pueblo: chorizo, queso, salchichón, etc. Pero hubo un día que algo de lo que trajiste, nos llamó mucho la atención.....: CACAHUETES. ¡Qué cosa tan rara! y a la vez apetecible por lo exótico del momento. Eras muy celoso de tus cosas y no se te podía asaltar la taquilla así como así, pero entre los tres granujas ideamos un plan para ir sisándotelos poco a poco.
Por la noche, a la hora de irnos a la cama, cuando tu compañero se iba con los de su curso, conseguimos atraer tu atención con alguna chorrada para que fueras a nuestra habitación y allí, dos de nosotros te entreteníamos, mientras el tercero iba a tu taquilla abierta y desprotegida para robarte los cacahuetes y así, nos íbamos turnando. Estando en nuestra habitación, charlando alegremente, te diste cuenta que en el suelo había cáscaras del tubérculo. Al principio, no te diste cuenta y seguías con las bromas, pero de repente caíste en la cuenta y saliste disparado a la habitación con un sonoro: ¡CABRONES!
Esa noche, al menos yo, apenas pude dormir de pesadez de estómago y de sed. Me levantaba a beber agua y con ello no hacía otra cosa que poner las cosas peor.
Estuviste varios días sin hablarnos, pero al final comprendiste nuestro espíritu "gorrón" y nos perdonaste la hazaña.
Gracias José I.I.I por ser uno de los nuestros y nos ha gustado mucho tenerte otra vez entre nosotros.
Dejo en esta entrada el recuerdo y homenaje para otro miembro del "clan": Javi.
Sé que en la reunión anterior hubo un problema con la comunicación y las cartas se enviaron a tu antiguo domicilio y por ello no te enteraste de la convocatoria, pero para esta, sabíamos que no ibas a faltar y te lo agradecemos enormemente porque si falta alguien, los demás, nos sentimos un poco huérfanos.
Javi también era del grupo de los que se le daban bien los estudios y llevaba todo al día, siendo muy raro que se metiera en líos, cosa que si hacíamos los demás. Recuerdo pocas situaciones problemáticas y si se metía en alguna, ningún profesor o educador sospechaba que con aquella cara de niño bueno, hubiera hecho alguna trastada.
Si que se subió al tejado de la cúpula de la iglesia, también estuvo en el lío de los helados de Salamanca, lo echaron una vez de clase por mirar obsesivamente a la nueva profesora de inglés, que estaba buenísima, pero poca cosa más.
Lo que si recuerdo es su afición por coleccionar cubiertos del comedor y rollos de papel higiénico y con estas costumbres quiero hacer el recuerdo para él en forma de anécdota de aquellos años.
Un día, los tres de siempre, Paco, Aguado y yo, con la ayuda de Masico y seguro que otros elementos del "clan", juntamos todos los cubiertos que tenía en su taquilla y bastantes más que cogimos prestados del comedor y los fuimos uniendo con un sedal unos a otros y distribuidos a modo de "traca valenciana" por toda la habitación: encima de las taquillas, las camas, las mesas de estudio, las ventanas; de tal forma, que cuando se abriera la puerta, e hicimos que fuera él quien la abriera, fueran cayendo en cascada por toda la habitación. Así ocurrió y el estruendo atronador de sonido metálico se repartió amplificado e ininterrumpido por todo el espacio de la planta.
Javi cerró la puerta como si no fuera con él la cosa y se fue.
El ruido despertó de su letargo patológico al educador de turno, que era Don Pepe"Pótamo", que dormía más que las mantas y salió de su cuarto hecho una fiera. Creo que para él, no había otra cosa más sagrada que su siesta y esto lo digo porque teníamos la habitación muy cerca de la suya y tuvimos más de un problema con ese tema (ya habrá ocasión de contar historias sobre esto).
Resultado final: los tres de siempre, castigados. Por la broma y por traer "todos" los cubiertos del comedor.
Javi, muchas gracias por venir y volver a rememorar con nosotros aquellos momentos mágicos.
Los acontecimientos de la jornada se van acabando y en esta entrada también quiero rendir homenaje a otro compañero:
Rapado.
En la cena sé que estuviste dándole caña dialecticamente a las mujeres asistentes y que te lo pasaste muy bien en ese aspecto.
Siempre es un placer contar con tú presencia en todos los eventos que celebra La Octava o parte de ella y agradezco especialmente tu colaboración y tus comentarios en el blog, con los que me río mucho.
Por otra parte; no me acordaba que no fuiste a la excursión de fin de curso, pero cuando lo has dicho, lo recordé y sé que nos puso tristes a los compañeros.
No voy a recordar ninguna anécdota de aquellos años en los que compartimos, junto a todos los compañeros, tantas experiencias. Lo que voy a recordar es parte de tus aficiones en aquellos tiempos y en algún caso fueron aprovechadas por nosotros y nos ahorramos algún dinerillo. recuerdo que una de ellas, no sólo la sigues manteniendo, si no que has hecho de ella tu medio de vida, pero era muy curioso ver convertida vuestra habitación en una peluquería y que tenías todas los utensilios necesarios para cortar el pelo. Yo no llegué a ser uno de tus clientes, porque a mi me cortaba el pelo mi padre y era un ritual que no podía privarle y hasta hace poco tiempo ha seguido cortándomelo, pero a muchos compañeros sí se lo cortabas, incluido Ricardo.
Otra de tus aficiones y que me gustaría pensar que todavía conservas, era la escritura. Tengo en mi memoria que hiciste un relato que nos leías en tú cuarto a medida que lo ibas escribiendo. No me acuerdo de que trataba, lo que si recuerdo es que debía de ser interesante porque íbamos a escuchar los avances en los capítulos y alguno que otro estaba muy interesado en el desenlace.
No sé si sigues con esa faceta escritora, pero me gustaría pensar que sí.
Reitero mi gratitud por volver a reunirte con nosotros y espero verte pronto por Zamora.
P.D. No sé si Isidro ha guardado el periódico donde salimos retratados con la alcaldesa, pero si no es así, guarda el que tienes tú para que forme parte del archivo de la Promoción.
La cena fue el momento elegido por algunos compañeros para compartir con sus parejas, que tomaron parte con los demás miembros de La Octava de esos momentos más relajados del día. Sé que su intención es un acto de amistad y fraternidad para con nosotros y es bien recibido, es más, si en un futuro, se volviera a organizar otra reunión, creo que sería conveniente que se apuntaran el mayor número posible de mujeres, ya que fue divertido y a ellas también le gusta, pese a lo que podamos pensar nosotros de que se aburren con nuestras batallitas, etc.
Conseguimos poner nuestra ORLA al lado de la mesa y departimos animados durante toda la velada.
Aquí, quiero rendir homenaje a otros tres compañeros más, que además, dos de ellos formaron parte del "clan" en el que yo también estuve y el tercero es un buen amigo.
Comienzo con Isidro.
Ahora...y también antes, un señor respetable, serio, elegante, responsable, pero sobre todo; noble, compañero y gran amigo.
No va a salir de mis palabras nada comprometedor para su carrera política, ni para su vida pública y lo que voy a contar en este recuerdo para él, son hechos intrascendentes e inocentes, así que nadie se asuste.
Tengo que decir que en la cena nos hiciste reír mucho a los que estábamos a tú lado y me recordaste unos acontecimientos ocurridos hace más de 25 años que tenía casi olvidados y que forman parte importante del bagaje personal de aquellos inolvidables años y que has hecho que se vuelvan a grabar en mi memoria. Las vivencias que pasamos contigo siempre estaban cargadas de fuertes emociones y sentimientos. Como eras algo mayor que nosotros, tus experiencias nos hacían crecer y esperábamos ansiosos a que llegara el lunes para que nos contaras tus peripecias realizadas en el fin de semana en tu pueblo a por donde estuvieras de fiesta. Nos tumbábamos en las camas y con tus relatos, nos hacías transportar a un mundo que pronto desearíamos visitar. Siempre estaré un poco enfadado contigo por abandonarnos antes de tiempo, porque nos hubiera encantado que te hubieras quedado con nosotros hasta el final.
El relato que quiero recordar, se ubica en las habitaciones de 1º de F.P.II. Tú compartías habitación con uno de 3º, Augusto creo. Paco, Aguado y yo, estábamos en otra un poco más lejos que la tuya. Como he dicho antes, los lunes llegábamos corriendo, dejábamos los bártulos en la habitación e íbamos corriendo a la tuya para que nos contaras las novedades acaecidas durante el fin de semana. Al estar tanto tiempo en tu cuarto, nos enterábamos de las cosas que traías del pueblo: chorizo, queso, salchichón, etc. Pero hubo un día que algo de lo que trajiste, nos llamó mucho la atención.....: CACAHUETES. ¡Qué cosa tan rara! y a la vez apetecible por lo exótico del momento. Eras muy celoso de tus cosas y no se te podía asaltar la taquilla así como así, pero entre los tres granujas ideamos un plan para ir sisándotelos poco a poco.
Por la noche, a la hora de irnos a la cama, cuando tu compañero se iba con los de su curso, conseguimos atraer tu atención con alguna chorrada para que fueras a nuestra habitación y allí, dos de nosotros te entreteníamos, mientras el tercero iba a tu taquilla abierta y desprotegida para robarte los cacahuetes y así, nos íbamos turnando. Estando en nuestra habitación, charlando alegremente, te diste cuenta que en el suelo había cáscaras del tubérculo. Al principio, no te diste cuenta y seguías con las bromas, pero de repente caíste en la cuenta y saliste disparado a la habitación con un sonoro: ¡CABRONES!
Esa noche, al menos yo, apenas pude dormir de pesadez de estómago y de sed. Me levantaba a beber agua y con ello no hacía otra cosa que poner las cosas peor.
Estuviste varios días sin hablarnos, pero al final comprendiste nuestro espíritu "gorrón" y nos perdonaste la hazaña.
Gracias José I.I.I por ser uno de los nuestros y nos ha gustado mucho tenerte otra vez entre nosotros.
Dejo en esta entrada el recuerdo y homenaje para otro miembro del "clan": Javi.
Sé que en la reunión anterior hubo un problema con la comunicación y las cartas se enviaron a tu antiguo domicilio y por ello no te enteraste de la convocatoria, pero para esta, sabíamos que no ibas a faltar y te lo agradecemos enormemente porque si falta alguien, los demás, nos sentimos un poco huérfanos.
Javi también era del grupo de los que se le daban bien los estudios y llevaba todo al día, siendo muy raro que se metiera en líos, cosa que si hacíamos los demás. Recuerdo pocas situaciones problemáticas y si se metía en alguna, ningún profesor o educador sospechaba que con aquella cara de niño bueno, hubiera hecho alguna trastada.
Si que se subió al tejado de la cúpula de la iglesia, también estuvo en el lío de los helados de Salamanca, lo echaron una vez de clase por mirar obsesivamente a la nueva profesora de inglés, que estaba buenísima, pero poca cosa más.
Lo que si recuerdo es su afición por coleccionar cubiertos del comedor y rollos de papel higiénico y con estas costumbres quiero hacer el recuerdo para él en forma de anécdota de aquellos años.
Un día, los tres de siempre, Paco, Aguado y yo, con la ayuda de Masico y seguro que otros elementos del "clan", juntamos todos los cubiertos que tenía en su taquilla y bastantes más que cogimos prestados del comedor y los fuimos uniendo con un sedal unos a otros y distribuidos a modo de "traca valenciana" por toda la habitación: encima de las taquillas, las camas, las mesas de estudio, las ventanas; de tal forma, que cuando se abriera la puerta, e hicimos que fuera él quien la abriera, fueran cayendo en cascada por toda la habitación. Así ocurrió y el estruendo atronador de sonido metálico se repartió amplificado e ininterrumpido por todo el espacio de la planta.
Javi cerró la puerta como si no fuera con él la cosa y se fue.
El ruido despertó de su letargo patológico al educador de turno, que era Don Pepe"Pótamo", que dormía más que las mantas y salió de su cuarto hecho una fiera. Creo que para él, no había otra cosa más sagrada que su siesta y esto lo digo porque teníamos la habitación muy cerca de la suya y tuvimos más de un problema con ese tema (ya habrá ocasión de contar historias sobre esto).
Resultado final: los tres de siempre, castigados. Por la broma y por traer "todos" los cubiertos del comedor.
Javi, muchas gracias por venir y volver a rememorar con nosotros aquellos momentos mágicos.
Los acontecimientos de la jornada se van acabando y en esta entrada también quiero rendir homenaje a otro compañero:
Rapado.
En la cena sé que estuviste dándole caña dialecticamente a las mujeres asistentes y que te lo pasaste muy bien en ese aspecto.
Siempre es un placer contar con tú presencia en todos los eventos que celebra La Octava o parte de ella y agradezco especialmente tu colaboración y tus comentarios en el blog, con los que me río mucho.
Por otra parte; no me acordaba que no fuiste a la excursión de fin de curso, pero cuando lo has dicho, lo recordé y sé que nos puso tristes a los compañeros.
No voy a recordar ninguna anécdota de aquellos años en los que compartimos, junto a todos los compañeros, tantas experiencias. Lo que voy a recordar es parte de tus aficiones en aquellos tiempos y en algún caso fueron aprovechadas por nosotros y nos ahorramos algún dinerillo. recuerdo que una de ellas, no sólo la sigues manteniendo, si no que has hecho de ella tu medio de vida, pero era muy curioso ver convertida vuestra habitación en una peluquería y que tenías todas los utensilios necesarios para cortar el pelo. Yo no llegué a ser uno de tus clientes, porque a mi me cortaba el pelo mi padre y era un ritual que no podía privarle y hasta hace poco tiempo ha seguido cortándomelo, pero a muchos compañeros sí se lo cortabas, incluido Ricardo.
Otra de tus aficiones y que me gustaría pensar que todavía conservas, era la escritura. Tengo en mi memoria que hiciste un relato que nos leías en tú cuarto a medida que lo ibas escribiendo. No me acuerdo de que trataba, lo que si recuerdo es que debía de ser interesante porque íbamos a escuchar los avances en los capítulos y alguno que otro estaba muy interesado en el desenlace.
No sé si sigues con esa faceta escritora, pero me gustaría pensar que sí.
Reitero mi gratitud por volver a reunirte con nosotros y espero verte pronto por Zamora.
P.D. No sé si Isidro ha guardado el periódico donde salimos retratados con la alcaldesa, pero si no es así, guarda el que tienes tú para que forme parte del archivo de la Promoción.
José; ¿Podrías recordarme de que iba el relato que hiciste en 3º de F.P.II?
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, no te enfades con los compañeros que no se hacen seguidores del blog ni escriben en los comentarios. Si a ti te gusta escribir en las entradas, sigue haciéndolo, que si se leen y además son muy buenos. Por mi parte, seguiré escribiendo recuerdos y homenajes a los compañeros del 25º aniversario y si me sigo divirtiendo continuaré haciendo el blog hasta que vea que no haya nadie que lo siga.
Un abrazo.
Gracias, Pascual por el homenaje hecho a mi humilde persona.
ResponderEliminarEs cierto que tuve una temporada que me dio por escribir, casi lo había olvidado, esa afición si que la he dejado por el momento, aunque nunca es tarde para retomarla.
El relato que escribía era una especie de novela contando las vivencias de un chaval más o menos de nuestra edad, sus amoríos, sus problemas en casa con cierta incomprensión por parte de los suyos, decidido a ponerse el mundo por montera, pero que al final podía más la realidad que sus ideas. Claro cuando yo escribía esto tenía 18 años y más o menos lo inspiraba en lo que conocías, no es como ahora que la juventud hace lo que le da la gana, nosotros teníamos mucho respeto y obediencia a nuestros padres, debido a ese respeto, quizá yo ahora estoy donde estoy con mi trabajo me refiero, porque estuve a punto de irme a trabajar a Barcelona cuando marcharon Julio, Mariano etc, pero al final me convencieron para que no lo hiciera, no se si fue buena o mala opción la que tomé, pero bueno aquí no me va nada mal gracias a Dios.
Hace poco tiempo encontré por cajas que guardo en el sobrao (parte superior de una casa de pueblo) algunas hojas de ese relato y jodío de mi creo que las tiré, (yo que guardo todo) , así como la lista que ponía en la puerta de la peluquería, perdón habitación (me pierde el oficio), si recordáis era una lista en la que iba apuntando a todo el que le cortaba el pelo, con lo cual empezaba a ser mi cliente, anotaba su nombre y después hacía una rayita por cada vez que le cortaba el pelo.
No pensaba yo que algún día me podría resultar útil y mira habría sido un buen recuerdo. Otro día contaré como fue mi comienzo la razón y el primer cliente.
Referente a los compañeros no me enfado porque no se apunten a compartir esto, pero joder sería mucho más divertido porque uno no se pude acordar de algo en concreto pero si lo recuerda otro te viene a la memoria y por cierto eso sería un buen ejercicio para nuestras mentes, esperemos que en invierno que la gente está mas tiempo en casa se apunte alguien más y deje sus comentarios.
Oye chechu, no te se ocurra dejar de escribir, que yo siempre te leo aunque no escriba comentarios. Seguro que la gente lo lee pero ya sabeis lo gandules que eramos. Por cierto Angel H sale en toda las timbas del viaje.
ResponderEliminarYu tengo alguna afoto del viaje. lo unico que no se digitalizarlas. como se hace prenda??
Estoy de acuerdo con Chin. Es posible, que mucha gente lea los textos, pero no entra. No importa y no debe molestar a nadie.
ResponderEliminarEl día , o mejor dicho la noche de los "CACAGÜESES", lo mejor fue la expresión de su cara y la forma de decir los "cacagüeses", la verdad es que con Isidro, pasamos buenos e intensos momentos, un saludo para todos...
ResponderEliminar