Regresamos al "Motín de la Trucha", al que ya hice referencia en la 1ª entrada del relato personal del 25º aniversario.
No habíamos previsto ninguna actividad para el día siguiente. Julio Pérez y yo, pensamos que era mejor dejar que los acontecimientos marcaran la pauta a seguir y si los compañeros decidían o tenían ganas, se podía organizar sobre la marcha algo para el día siguiente y de esa manera no obligar a mucha gente a quedarse por la mañana, teniendo en cuenta que muchos deberían hacer viajes un poco largos.
Los ánimos para seguir con la fiesta, no estaban muy altos, con lo que se daría por concluido el encuentro con los acontecimientos que se hicieran por la noche, teniendo en cuenta que cuando uno pasa de los cuarenta, el sueño y el cansancio hacen acto de presencia en cuanto el reloj pasa de la media noche.
Para la mayoría, las copas del "Motín", significaron el fin de la jornada, pero mientras quedara una camiseta de "La Octava" entre el mar de peñistas de San Pedro y de gente con ganas de juerga, la reunión, no se daba por terminada.
En el bar que tomamos al asalto, casi en exclusividad, entre otras cosas, porque hacía un calor infernal (he pensado en los motivos de tanto bochorno y no encuentro otra explicación que como está por debajo del nivel del suelo, está más cerca de las puertas del averno o quizás por el recuerdo del motivo que le da nombre al sitio y mantienen la temperatura que debieron de tener los nobles zamoranos cuando la plebe prendió fuego a la iglesia que está al lado). El caso es que aguantamos como pudimos, refrescándonos con cerveza o lo que se terciara. Seguimos con nuestras charlas animadas entre compañeros, hasta que algunos no pudieron aguantar más y se salieron a la calle.
La estrella en este momento fue un compañero, que en la época de los estudios, no destacaba precisamente por el don de gentes, las relaciones públicas y la atracción para con los demás, pero que todas estas circunstancias han ido cambiando con los años y ahora es extrovertido, locuaz, divertido y simpático.
Es probablemente el que más haya cambiado en el aspecto de su personalidad. Físicamente: como todos. Me estoy refiriendo a Antonio Calvo. Nos tuvo embelesados con los relatos de sus hazañas en los exámenes y su habilidad para hacer todo tipo de artefactos para dar el "cambiazo", cosa que al menos a mí, no se me pasó por la cabeza en aquellos tiempos.
Todo lo que voy a decir de ti, es con un especial cariño y espero no molestarte con lo que pueda poner por escrito. Si es así...te aguantas y me pones verde a mi en los comentarios.
Todos tenemos anécdotas de diferentes clases ocurridas a tú lado, pero la mayoría de ellas se centran alrededor de la actividad académica o entre los muros de la Laboral, ya sea en los patios o en las habitaciones, porque no eras muy dado a salir por la ciudad a armar jaleo y esas bravuconadas que se nos ocurrían a una parte importante del resto del grupo. Este es el motivo por el que mi recuerdo se centra en uno de los muchos días que te gastábamos una broma (aunque si me paro a pensar, no sé quién se la gastaba a quien).
Cierta tarde-noche de un día del curso 1º de F.P.II, te pasaste por la habitación que ocupábamos Paco, Aguado y yo, con el ánimo de entrometerte en nuestra vida cotidiana y sobre todo para buscar la compañía de Aguado, con el que tenías una relación bastante buena. Lo que ocurrió allí, no voy a ser yo quien lo cuente, pero fueron unos hechos históricos y casi me atrevo a decir que muy posiblemente hayan sentado un precedente de record mundial en esa práctica tan común a ciertas edades, pero voy a hacer referencia a lo que ocurrió después de aquel hito memorable.
Aguado, que salió mal parado de la "reyerta con sable", se cabreó un poco y como no eras muy corpulento optó por cogerte en brazos para intentar llevarte a las duchas. El solo no era capaz de dominarte, así que nos prestamos a ayudarle en la empresa y cuando salimos al pasillo de las habitaciones, el escándalo era generalizado y más compañeros, se unieron a la fiesta, ya que por aquel entonces era deporte nacional hacerte alguna trastada. Conseguimos sin dificultad llegar a las duchas porque erámos unos cuantos para sujetar a la "bestia". El problema llegó cuando la estrechez del habitáculo no permitía el paso nada más que de dos de los que te sujetaban, entre los que seguía Aguado, que ya tenía el dorso de la mano con unos cuantos arañazos de tus famosas uñas de Lobezno. En ese momento desataste tu furia y no había manera de meterte debajo del grifo de agua fría que previamente habíamos abierto. Después de una dura pelea, conseguimos ducharte de arriba a abajo, pero las bajas en el enemigo fueron muchas y los que te sujetaron a última hora también se bañaron enteros porque no los soltaste en tu caída.
Todos quedamos exahustos del esfuerzo y tú te cogiste un buen cabreo, que no te duró mucho, porque al día siguiente ya estabas de bromas con Aguado y con el resto del grupo.
Muchas gracias por estar con nosotros y por pertenecer a esta promoción, que sin tí, no hubiera sido la misma. Gracias igualmente a tu señora por acompañarnos en la cena y en el recorrido posterior por la ciudad.
En este lugar también quiero recordar a otro compañero muy entrañable de promoción; Mateos.
Sé que para este día te surgió trabajo de última hora y no pudiste asistir desde el comienzo de los eventos programados desde el principio y te hubiera gustado como en ocasiones anteriores. Espero que el negocio que te traías entre manos te saliera bien. Os damos las gracias, tanto a tí como a tu mujer por animar la cena y compartir con nosotros esa alegría.
Eres otro de los de La Octava con los que siempre se puede contar, das tus opiniones agudas y juiciosas y con ello siempre se toman decisiones acertadas. No me voy a extender en estas cuestiones, pero tengo recuerdos de ese tipo con las fiestas para recaudar dinero, el autobús, el mini, la excursión y un largo etcétera.
El recuerdo que quiero dejar para tí está centrado en la excursión de fin de curso, que tantas aventuras nos deparó a todos y como ya eran los últimos momentos que íbamos a vivir juntos como "La Octava", hizo que aquellos instantes se confundieran con fotografías fijas en nuestros recuerdos, más que algo pasajero y efímero con tendencia al olvido.
El día de actos, se centra en el viaje desde Málaga a Torremolinos y en las horas que pasamos en ese lugar tan turístico y de tanto desmadre, pero que nosotros nos empeñamos en no pasar como simples turistas y seguro que alguien que coincidiera en tiempo y lugar, aún se acuerda de unos crios salidos y medio borrachos que las montaron cardinas por las calles del que un día ya muy lejano, solo había unos afanados pescadores enfrascados con las tareas de tener en condiciones sus redes y no en los culos de las "guiris" como hicimos nosotros.
Nos dividimos en varios grupos y recorrimos el pueblo y los lugares más concurridos, pero al llegar la noche, todos acabamos en una macro-discoteca, con nombre "Pippers Monsterdisco"que estaba llena de extranjeros y tías buenas. La decoración era espectacular; tenían una avioneta colgada del techo y una Harley Davison y gogo´s bailando en piscinas que había por doquier y otras desnudas a contraluz, detrás de unas pantallas de tela, donde algunos de nosotros estuvimos esperando a ver si se rompía la tela o salían de allí en algún momento...¡La leche!
Lo que no sé es como éramos capaces de beber más, después de todos los días con la misma historia. El hecho es que la mayoría terminó bastante "perjudicado" y en medio de todo esto, hubo uno o dos que desaparecieron de la discoteca cuando ya se acercaba la hora de ir de regreso a la universidad Laboral de Málaga y los tuvimos que ir a buscar: Creo recordar que uno de ellos eras tú y el otro...Ricardo, (pero esto es mejor que lo contéis los implicados y si no es así, corregidme). Os buscamos por muchos sitios: un parque que estaba al lado, otros bares cercanos, etc., pero no aparecíais y alguien se le ocurrió ir a buscar a la playa.
Esa idea fue acertada, pues nada más llegar, vimos una figura "moreno agroman", con barba, haciendo eses detrás de una chica que caminaba con sus perros por la orilla del mar. Teníais un pedal del 15 y no había forma de sacaros de allí. A ti solo te faltaban las eternas botas de montaña que tanto te gustaba llevar siempre. Los que más "cocidos" estaban, se unieron de inmediato a la fiesta y todos juntos os bañasteis en pelotas en el mar. Ricardo, aprovechando la coyuntura, seguía con su manía de perseguir todo lo que llevara falda. No sé que pudieron pensar las chicas o mujeres que vieron como se le acercaba un tío en pelotas, caminando insistentemente detrás de ellas.
Tampoco sé quien puso cordura en todo aquel asunto, pero al final conseguimos meteros al redil a todos y llegar al lugar donde habíamos quedado para que nos recogiera el autobús, quedando el tiempo suficiente para romper la luna de una farmacia, que estaba al lado de la discoteca y cuyo cristal estaba curvado y eso que lo protegía una red metálica, en fin, unos gamberros integrales.
Nos subimos, todos, sanos y salvos y todavía me pregunto cómo. Allí, también hubo una frase para la historia; Ricardo, en un momento lúcido, se levanta de su asiento en primera fila y a voz en grito, pregunta: "¿ Toñico, estas ahí ?". A lo que su hermano contesta afirmativamente. Entonces, con la tranquilidad que le caracteriza, le dice al conductor: "Ya nos podemos ir".
Y nos fuimos, pero algunos aún tenían ganas de juega y en las habitaciones de la uni también hubo cachondeo, siendo uno de los cabecillas tú, que no tenías ganas de dormir.
Gracias Matiu por todo, aunque se echó en falta el canon de "TORRETA" en el himno que tantas veces cantó nuestro querido Chin.
No habíamos previsto ninguna actividad para el día siguiente. Julio Pérez y yo, pensamos que era mejor dejar que los acontecimientos marcaran la pauta a seguir y si los compañeros decidían o tenían ganas, se podía organizar sobre la marcha algo para el día siguiente y de esa manera no obligar a mucha gente a quedarse por la mañana, teniendo en cuenta que muchos deberían hacer viajes un poco largos.
Los ánimos para seguir con la fiesta, no estaban muy altos, con lo que se daría por concluido el encuentro con los acontecimientos que se hicieran por la noche, teniendo en cuenta que cuando uno pasa de los cuarenta, el sueño y el cansancio hacen acto de presencia en cuanto el reloj pasa de la media noche.
Para la mayoría, las copas del "Motín", significaron el fin de la jornada, pero mientras quedara una camiseta de "La Octava" entre el mar de peñistas de San Pedro y de gente con ganas de juerga, la reunión, no se daba por terminada.
En el bar que tomamos al asalto, casi en exclusividad, entre otras cosas, porque hacía un calor infernal (he pensado en los motivos de tanto bochorno y no encuentro otra explicación que como está por debajo del nivel del suelo, está más cerca de las puertas del averno o quizás por el recuerdo del motivo que le da nombre al sitio y mantienen la temperatura que debieron de tener los nobles zamoranos cuando la plebe prendió fuego a la iglesia que está al lado). El caso es que aguantamos como pudimos, refrescándonos con cerveza o lo que se terciara. Seguimos con nuestras charlas animadas entre compañeros, hasta que algunos no pudieron aguantar más y se salieron a la calle.
La estrella en este momento fue un compañero, que en la época de los estudios, no destacaba precisamente por el don de gentes, las relaciones públicas y la atracción para con los demás, pero que todas estas circunstancias han ido cambiando con los años y ahora es extrovertido, locuaz, divertido y simpático.
Es probablemente el que más haya cambiado en el aspecto de su personalidad. Físicamente: como todos. Me estoy refiriendo a Antonio Calvo. Nos tuvo embelesados con los relatos de sus hazañas en los exámenes y su habilidad para hacer todo tipo de artefactos para dar el "cambiazo", cosa que al menos a mí, no se me pasó por la cabeza en aquellos tiempos.
Todo lo que voy a decir de ti, es con un especial cariño y espero no molestarte con lo que pueda poner por escrito. Si es así...te aguantas y me pones verde a mi en los comentarios.
Todos tenemos anécdotas de diferentes clases ocurridas a tú lado, pero la mayoría de ellas se centran alrededor de la actividad académica o entre los muros de la Laboral, ya sea en los patios o en las habitaciones, porque no eras muy dado a salir por la ciudad a armar jaleo y esas bravuconadas que se nos ocurrían a una parte importante del resto del grupo. Este es el motivo por el que mi recuerdo se centra en uno de los muchos días que te gastábamos una broma (aunque si me paro a pensar, no sé quién se la gastaba a quien).
Cierta tarde-noche de un día del curso 1º de F.P.II, te pasaste por la habitación que ocupábamos Paco, Aguado y yo, con el ánimo de entrometerte en nuestra vida cotidiana y sobre todo para buscar la compañía de Aguado, con el que tenías una relación bastante buena. Lo que ocurrió allí, no voy a ser yo quien lo cuente, pero fueron unos hechos históricos y casi me atrevo a decir que muy posiblemente hayan sentado un precedente de record mundial en esa práctica tan común a ciertas edades, pero voy a hacer referencia a lo que ocurrió después de aquel hito memorable.
Aguado, que salió mal parado de la "reyerta con sable", se cabreó un poco y como no eras muy corpulento optó por cogerte en brazos para intentar llevarte a las duchas. El solo no era capaz de dominarte, así que nos prestamos a ayudarle en la empresa y cuando salimos al pasillo de las habitaciones, el escándalo era generalizado y más compañeros, se unieron a la fiesta, ya que por aquel entonces era deporte nacional hacerte alguna trastada. Conseguimos sin dificultad llegar a las duchas porque erámos unos cuantos para sujetar a la "bestia". El problema llegó cuando la estrechez del habitáculo no permitía el paso nada más que de dos de los que te sujetaban, entre los que seguía Aguado, que ya tenía el dorso de la mano con unos cuantos arañazos de tus famosas uñas de Lobezno. En ese momento desataste tu furia y no había manera de meterte debajo del grifo de agua fría que previamente habíamos abierto. Después de una dura pelea, conseguimos ducharte de arriba a abajo, pero las bajas en el enemigo fueron muchas y los que te sujetaron a última hora también se bañaron enteros porque no los soltaste en tu caída.
Todos quedamos exahustos del esfuerzo y tú te cogiste un buen cabreo, que no te duró mucho, porque al día siguiente ya estabas de bromas con Aguado y con el resto del grupo.
Muchas gracias por estar con nosotros y por pertenecer a esta promoción, que sin tí, no hubiera sido la misma. Gracias igualmente a tu señora por acompañarnos en la cena y en el recorrido posterior por la ciudad.
En este lugar también quiero recordar a otro compañero muy entrañable de promoción; Mateos.
Sé que para este día te surgió trabajo de última hora y no pudiste asistir desde el comienzo de los eventos programados desde el principio y te hubiera gustado como en ocasiones anteriores. Espero que el negocio que te traías entre manos te saliera bien. Os damos las gracias, tanto a tí como a tu mujer por animar la cena y compartir con nosotros esa alegría.
Eres otro de los de La Octava con los que siempre se puede contar, das tus opiniones agudas y juiciosas y con ello siempre se toman decisiones acertadas. No me voy a extender en estas cuestiones, pero tengo recuerdos de ese tipo con las fiestas para recaudar dinero, el autobús, el mini, la excursión y un largo etcétera.
El recuerdo que quiero dejar para tí está centrado en la excursión de fin de curso, que tantas aventuras nos deparó a todos y como ya eran los últimos momentos que íbamos a vivir juntos como "La Octava", hizo que aquellos instantes se confundieran con fotografías fijas en nuestros recuerdos, más que algo pasajero y efímero con tendencia al olvido.
El día de actos, se centra en el viaje desde Málaga a Torremolinos y en las horas que pasamos en ese lugar tan turístico y de tanto desmadre, pero que nosotros nos empeñamos en no pasar como simples turistas y seguro que alguien que coincidiera en tiempo y lugar, aún se acuerda de unos crios salidos y medio borrachos que las montaron cardinas por las calles del que un día ya muy lejano, solo había unos afanados pescadores enfrascados con las tareas de tener en condiciones sus redes y no en los culos de las "guiris" como hicimos nosotros.
Nos dividimos en varios grupos y recorrimos el pueblo y los lugares más concurridos, pero al llegar la noche, todos acabamos en una macro-discoteca, con nombre "Pippers Monsterdisco"que estaba llena de extranjeros y tías buenas. La decoración era espectacular; tenían una avioneta colgada del techo y una Harley Davison y gogo´s bailando en piscinas que había por doquier y otras desnudas a contraluz, detrás de unas pantallas de tela, donde algunos de nosotros estuvimos esperando a ver si se rompía la tela o salían de allí en algún momento...¡La leche!
Lo que no sé es como éramos capaces de beber más, después de todos los días con la misma historia. El hecho es que la mayoría terminó bastante "perjudicado" y en medio de todo esto, hubo uno o dos que desaparecieron de la discoteca cuando ya se acercaba la hora de ir de regreso a la universidad Laboral de Málaga y los tuvimos que ir a buscar: Creo recordar que uno de ellos eras tú y el otro...Ricardo, (pero esto es mejor que lo contéis los implicados y si no es así, corregidme). Os buscamos por muchos sitios: un parque que estaba al lado, otros bares cercanos, etc., pero no aparecíais y alguien se le ocurrió ir a buscar a la playa.
Esa idea fue acertada, pues nada más llegar, vimos una figura "moreno agroman", con barba, haciendo eses detrás de una chica que caminaba con sus perros por la orilla del mar. Teníais un pedal del 15 y no había forma de sacaros de allí. A ti solo te faltaban las eternas botas de montaña que tanto te gustaba llevar siempre. Los que más "cocidos" estaban, se unieron de inmediato a la fiesta y todos juntos os bañasteis en pelotas en el mar. Ricardo, aprovechando la coyuntura, seguía con su manía de perseguir todo lo que llevara falda. No sé que pudieron pensar las chicas o mujeres que vieron como se le acercaba un tío en pelotas, caminando insistentemente detrás de ellas.
Tampoco sé quien puso cordura en todo aquel asunto, pero al final conseguimos meteros al redil a todos y llegar al lugar donde habíamos quedado para que nos recogiera el autobús, quedando el tiempo suficiente para romper la luna de una farmacia, que estaba al lado de la discoteca y cuyo cristal estaba curvado y eso que lo protegía una red metálica, en fin, unos gamberros integrales.
Nos subimos, todos, sanos y salvos y todavía me pregunto cómo. Allí, también hubo una frase para la historia; Ricardo, en un momento lúcido, se levanta de su asiento en primera fila y a voz en grito, pregunta: "¿ Toñico, estas ahí ?". A lo que su hermano contesta afirmativamente. Entonces, con la tranquilidad que le caracteriza, le dice al conductor: "Ya nos podemos ir".
Y nos fuimos, pero algunos aún tenían ganas de juega y en las habitaciones de la uni también hubo cachondeo, siendo uno de los cabecillas tú, que no tenías ganas de dormir.
Gracias Matiu por todo, aunque se echó en falta el canon de "TORRETA" en el himno que tantas veces cantó nuestro querido Chin.
La fotografía de Mateos es de la reunión anterior, por falta de una en la que esté el solo en la del 25º aniversario.
ResponderEliminarNombre: Antonio Calvo Miguel,
ResponderEliminarPueblo: Villalcampo, "del mismo que Javi"
Ya he comentado que al primero que conocí fue a Antonio en fotos Angelines, luego nuestra relación dentro de la UNI, fue de amor-odio-compartida, reconozco que nos llevábamos muy bien, que yo te hacia bromas y que tu me marcabas con tus uñas "cicatrices que aún conservo", y que cuando se unía Rodolfo para gastarte una broma siempre era yo el que salía mal parado, pero creo que esos momentos son los que forjaron nuestra gran amistad.
Hay varios relatos en los que Antonio estaba implicado, uno de ellos el que Pascual comenta: Antonio entra en nuestra habitación
y pregunta ¿ Aguado, no tendrás por casualidad una "revista" (por-no)?, respuesta:
mira debajo del colchón, la encontró, la analizó, le subió la temperatura, y acabó en la ducha.
Antonio, necesito tu visto bueno para seguir con los relatos o picias estudiantiles en época de adolescencia, alterada por las hormonas varoniles que empezaban a abrirse camino en el despertar de la vida.
Un saludo para todos.