No todos los asistentes pernoctamos esa noche en la Laboral, pero no puedo por menos que hacer aquí una referencia a este hecho, que para mí tuvo mucha importancia, no solo por volver a sentir una sensación casi olvidada, si no por acompañar a todos los compañeros que habían hecho un viaje tan largo para celebrar nuestra primera reunión de estas características. Hago también un inciso en esta entrada para tratar el tema del 25º aniversario, en el que no hubo tal pernocta. Ya se habló de ello en su momento y no trato de justificar nada, pero la persona encargada de hacer las gestiones, creo que hizo lo mejor que pudo para beneficiar a todos los que viajaron ese día.
Si se vuelve a hacer otro encuentro de antiguos alumnos, se intentará contar con un número importante de gente para volverlo a hacer en nuestros antiguos dormitorios.
Me dí cuenta esa noche que ya no somos los mismos, cuando me metí en la cama de mi antigua habitación; casi no cabía y si me daba la vuelta, me caía por su estrechez. Apenas pude conciliar el sueño. Al principio, por la abrumodora consecución de acontecimientos del día. Tenéis que pensar que hubo personas que nos implicamos mucho en todo lo que rodeó esta reunión y nos sentimos responsables de que las cosas salieran medianamente como se habían programado y a la hora de ir a la cama, tuve que hacer un recuento de todo para que no se me olvidara nada. Cuando parecía que tenía los pensamientos en calma y el cansancio se apoderó del sistema musco-esquelético y el sistema nervioso central, comenzó un concierto inesperado de viento y percusión en el pasillo, dos puertas más allá de nuestra habitación y que no ocurría cuando teníamos 18 años. Me levanté al baño y al pasar cerca de la, en otro tiempo, "sala de reuniones", casi fui abducido por las corrientes generadas por los ronquidos de nuestros queridos amigos Julio y Chin, que hacían temblar los contrachapados de las puertas, desencajando los tornillos rosca-chapa de las bisagras...daba miedo; solo hacía falta una luz destelleante de color azulado por debajo de la puerta, para hacerme pensar en "fenómenos paranormales". ¡Qué ronquidos!
Hubo otro compañero que no pudo conciliar el sueño y se tuvo que ir a su casa, pero en su caso, fue la responsabilidad y el nerviosismo de hacer un discurso para es día siguiente, que aún no tenía hecho...¿verdad, Aguado?
Todos tuvimos una extraña noche aquel día del incipiente verano y por un momento, me recordó tiempos pasados en los que el curso estaba terminado y nuestro espíritu intentaba volar hacia el tiempo de vacaciones y a la vez empezaba a sentir nostalgia de la ausencia de lo vivido durante el curso y la compañía de nuestros amigos, que comenzarían otra vida distinta a la que habíamos vivido durante 5 años juntos y que en realidad, no sabíamos si volveríamos a ver.
Seguramente, los internos, tengamos el mayor número de anécdotas vividas en los dormitorios en los distintos cursos por los que pasamos, muchas de ellas fueron compartidas dado el carácter de unión del que siempre disfrutamos y cada uno, las sentimos de una manera personal. Me acuerdo de docenas de ellas de ese tipo, pero voy a recordar una que ocurrió en 1º de F.P.I y que dije en otra entrada que iba a rememorar.
Por aquel entonces, compartíamos habitación; Aguado, Paco y yo. Era la segunda puerta a la derecha en la entrada del pasillo norte, orientado igual que el del último curso. La primera puerta era la habitación del educador de turno, que en este caso era D. Pepe "Pótamo", hijo del insigne profesor de torno en los talleres y que tuvo un paso bastante "persistente" por ingeniería (no sé si sigue aún haciéndola). Nuestra habitación se podría comparar un poco con la de Chin y Julio en tercero, ya que por allí pasaban muchos compañeros cuando estaban aburridos en sus dormitorios o hacían sus descansos en los estudios, incluso los de tercero de aquella época, eran asiduos visitantes, porque mantuvimos con ellos una relación muy intensa, siendo algunos de ellos más amigos de los de primero, que de su propio curso y no digamos con los de segundo. Aquí, quiero hacer un inciso para decir que si estáis interesados en otra anécdota de dormitorios y que acabo de recordar, me lo pedís en los comentarios y hago otra entrada para contarla, en la que están implicados precisamente, los de tercero de aquel año.
Bien, pues en los momentos de los hechos acaecidos, estábamos estudiando inglés, para algo que nos había mandado hacer la "tere is lukin de güindon"; un diálogo en inglés sobre el tema que estuviéramos dando. El grupo que me tocó, éramos; Orduña, Panero y yo y recuerdo algo sobre varios personajes y a uno le pusimos de nombre "Aguimoto revólver" por uno de tercero que llamábamos así, que era un poco raro y se apellidaba Aguilar. La cosa en esos días empezó a desvariar y como todos estábamos en la misma tesitura, recuerdo que la gente grababa los diálogos en una cinta de cassette para escucharse y depurar los fallos. Pero como digo, empezamos a hacer tonterías varias: Recuerdo que en nuestra habitación, poníamos a grabar el radio-cassette y hacíamos la retransmisión de una carrera de coches. Paco era el locutor y además uno de los coches que competía, porque cada uno hacíamos el sonido personalizado de un coche cuando pasaba por meta. Aquello era un auténtico descojono, ya que inventábamos los sonidos de los coches, dependiendo de lo que narraba Paco; si alguno había sufrido una avería, al pasar por meta, el que emitía el sonido, lo hacía de forma que pareciera un coche destartalado y así con cada peripecia que se le ocurría.
Debíamos de tener un escándalo montado en la habitación de risas y cachondeo, que despertamos a la bella durmiente, que estaría descansando en una plácida siesta de media tarde, porque estudiaba por la noche, ya que por el día, no le dejábamos los demás. Entró en la habitación como un elefante en una cacharrería y cayó el radio-cassette, que lo teníamos encima de una silla, grabando. Entonces salieron de su boca las siguientes palabras, que han quedado para la historia: " Cago en dios, ¿qué hostias tenéis montao' aquí?, que entra uno, pega una hostia y jode tol' belén". El cassette seguía grabando. Como estaba muy mosqueado por haberlo despertado de su letargo, se puso a hacer una inspección de la habitación más a fondo. Echó de allí a todos los que no eran del dormitorio, mandándolos a tomar pol' culo, quedándonos solo, nosotros tres. Se cagó en dios otras seis o siete veces, cada vez que veía algo que no le gustaba, "cago en dios, que guarros sois: las camas toas' revueltas, las paredes toas' manchadas con vuestras sucias zarpas...cago en dios...y hasta un pavo pa' ahí arriba"-mirando al techo- esto no va a quedar así y vais a tener que limpiar esto para que quede como recién pintada o os vais a vuestras casas".
De hecho, estuvimos varios días dándole que te pego con gomas de borrar debajo de las mesas de estudio para que se quitara lo negro de apoyar las zapatillas, cuando nos poníamos a estudiar. Lo del pavo pa' ahí arriba, sería mejor que lo explicara Aguado, que a mi me da la risa.
La cinta quedó grabada con todo esto y la escuchábamos de vez en cuando como si fueran los grandes éxitos y sé que Paco la tuvo a buen recaudo durante varios años, pero la última vez que hablamos sobre el tema, se había vuelto loco buscándola y no la encontraba.
Tienes razón Pascual, después de todo el día de encuentros, recuerdos, emociones y demás, llegó la noche, "posible-mente uno de los mejores momentos del día", (EL DESCANSO), yo me acosté con esa intención, hubo un momento en el que me quedé dormido y empecé a soñar: de pronto no fueron mis ronquidos los que me despertaron, sino los calentamientos de las motos en el circuito del Jarama, y los pilotos eran Chin y Julio, me levanté, le toqué la puerta hice un pequeño ruido, pero lo único que conseguí, fue que cambiaran de postura y continuaran con su sinfonía. No recuerdo a que hora me levanté, pero al único que ví a esas horas fue a CARRO.
ResponderEliminarCuando llegué a casa estuve preparando un pequeño discurso para La Ofrenda Floral a María Auxiliadora, y en el cual hacía referencia a los ronquidos de nuestros ruidosos compañeros, pero al final entre mi mujer y Pascual me convencieron para no hacer referencia al tema, puesto que se trataba de un acto un poco más formal y en el que había personas que no eran de nuestro grupo o encuentro. //Aún tengo el discurso original, con el visto bueno de Pascual.
Recuerdo el día que entró PEPE en la habitación, se jode tol belen, lo del pavo pa´ahí arriba, lo que no recuerdo es, si estaba en la litera acostado, repasando inglés, o en plena faena, lo que si tengo claro es que no era un pavo...
ResponderEliminarAguado, mándame el discurso que voy a publicar la entrada de la ofrenda muy pronto, creo que en esta semana.
ResponderEliminarPascual, me has hecho llorar de risaaa no solo a mi sino a mi mujer y a mis hijos recordando lo de los ronquidos. Lo siento, es un grave problema que aún sigo teniendo, y por lo que sé Chin también. Por cierto este último no lo habrá leido aún. Lo que comentais de los "cagondios" de Pepe trajo mucha cola, tanta que si recordais llegamos a tener un concurso algún año después, el cual también grabámos en radiocasette, y como es lógico nos reiamos mucho tanto al grabarlo como al escucharlo.
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