viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz Año 2011















Al final no tuve tiempo de quedar con los amigos en Zamora durante los días cercanos a Nochebuena y Navidad por motivos que, seguramente conoceréis por sufrirlos vosotros también; me refiero a las visitas familiares y compromisos de ese tipo. No sé si el resto de La Octava, pudo verse o se verá en estos días, pero desde aquí os envío un saludo a todos, esperando que pronto volvamos a quedar para reírnos un rato.
Mientras, y para no dejar el blog tan solitario dejo estas imágenes de Bilbao en el último día del año. Como veréis, una jornada soleada y casi primaveral.
Desde estas tierras os envío unos deseos de Próspero Año 2011.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Id poniendo el nombre (1980)





Esta anécdota se remonta a 1980 y me ha venido a la cabeza por algo que me ha ocurrido hace poco en mi trabajo y me lo ha recordado, por lo que no he podido reprimirme a plasmarlo en este foro para que los que lo vivieron, lo rememoren.

Ocurrió en la clase de 1º B de F.P.I y los términos exactos no puedo relatarlos con absoluta certeza, por lo que dejo alguna licencia para mi imaginación, con el único motivo de recrear un ambiente parecido al de aquel tiempo.

Transcurría el mes de diciembre y aún nos estábamos amoldando a nuestra nueva situación académica, con los consiguientes cambios de colegios a la Laboral, el conocimiento de nuevos compañeros, nuevos educadores (figura desconocida para la mayor parte de nosotros), nuevos horarios (yo nunca había tenido "hora de estudio" a ninguna hora, ya que cuando llegaba del colegio, mis padres me preguntaban si tenía deberes y si respondía afirmativamente, me invitaban a hacerlos, pero jamás se preocuparon por ver si los hacía o no, pero cuando los terminaba o decía que ya los tenía terminados, me iba tan tranquilo a las calles del pueblo para jugar con los amigos, despreocupado de cosas tan rigurosas como "la hora de estudio" y con un bocadillo de chorizo en la mano, dándole patadas a un balón de plástico duro), nuevos profesores (tan peculiares en muchos casos), habitaciones, comidas y hábitos.

Precisamente, la historia que voy a comentar, hace referencia a la forma de hacer de un profesor, que no me acuerdo de sus apellidos, pero sí de su nombre: Roberto y de su apodo, heredado de cursos con más solera: Robruto. Este apodo, supongo que le hacía bastante justicia, no solo por su corpulencia y rancia humanidad, si no por su proceder rudo y maneras desgarbadas. Algunos lo llamaban "Rebruto", pero estaban equivocados porque hace poco le pregunté a mi hermano, que estudió 3 cursos por delante de nosotros y me ratificó que su apodo era "Robruto".
A la clase de 1º B, este profesor nos daba tecnología de las máquinas-herramientas, enfundado en un traje chaqueta raído y lleno de lamparones propiciados por sus continuas visitas al "centro"; unas veces de vino, otras de grasa de alguna de las pringosas tapas que iban a parar a su oronda barriga, donde solía rescolgar una corbata de las mismas características que el traje. Usaba gafas, que colocaba continuamente en su sitio, en el entrecejo con gesto más bien perezoso y exhalaba humo del cigarrillo profusamente, produciendo volutas caprichosas mientras articulaba las palabras de alguna explicación sobre la resistencia de los metales o las herramientas para limar, etc.
Allá por el mes de diciembre de 1980, comenzamos los exámenes de la primera evaluación en cada una de las asignaturas y una mañana de ese mes, nos tocó hacer el de tecnología. El ritual era: Llegaba el profesor al aula y le mandaba al delegado de la clase a buscar los folios a la caseta del conserje para después repartirlos a todos. Estoy intentando hacer memoria de quién era el delegado de curso de 1º B, pero no logro acordarme, creo que era José Ignacio Palacios del Valle, pero tengo muchas dudas (Chin: ¿Te acuerdas tú?).
Bueno, pues el "Robruto" mandó a Palacios a buscar los folios, mientras los demás esperábamos impacientes y nerviosos a que llegara, sentados en los pupitres, en silencio, mirando al profesor moverse por la palestra con sus característicos gestos felinos. De repente, se dirige a nosotros y nos dice: "Bueno, mientras llega el delegado, id poniendo el nombre".

En los primeros segundos no nos dimos cuenta de la metedura de pata, pero cuando los más espabilados, se empezaron a reír, la clase explotó en una carcajada unánime y al "Robruto", que no era muy dado a las bromas, no le quedó más remedio que sonreír avergonzadamente por su despiste histórico.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Felicitación navideña

No me he podido sustraer a la tradición que inunda en estos días a todo el mundo, con felicitaciones de Navidad y los mejores deseos para el nuevo año y he encontrado un motivo bastante original para expresar a todo el que se pase por el blog, mis deseos de que os lo paséis muy bien en estos días de fiesta y que el año próximo sea muy próspero. Un abrazo a todos.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Navidad en Zamora 2010

Esos días he estado muy ocupado y no he podido dedicar ni un minuto al blog, pero aquí estoy de nuevo. No creáis que os vais a librar de mí tan fácilmente. Pienso seguir escribiendo cosas que se me ocurran, tanto de épocas pasadas como de las actuales.

Estas fiestas navideñas de 2010, están a punto de empezar y en ellas, intentaré ir a Zamora si no ocurre nada anormal. Lo que no sé es los días que voy a estar por ahí, aunque me imagino que serán 24,25,26 y 27. No voy a hacer planes como la vez anterior porque las obligaciones familiares van a ser prioritarias, pero si os apetece vernos, podemos quedar un ratillo por donde digáis e intentaré acudir. Los comentarios de esta entrada, hasta que llegue el día, podrían servir para que la gente vaya quedando y la dejo como vehículo de comunicación para todos. Un saludo.

Camino de Andalucía (1985)




No sé si os he dicho que al escribir cada anécdota o recuerdo en el blog, me vienen a la cabeza un montón de vivencias que casi tenía olvidadas. Espero que con el relato de algunas de ellas, se haya despertado en las vuestras el germen del recuerdo perdido y que os haya servido para revivir épocas pasadas. Creo que las fotografías también han sido un vehículo para rememorar situaciones de aquellos años y que solo figuraban en la nebulosa confusa de tiempos lejanos.
En la excursión más famosa de nuestra existencia, ocurrieron cientos de historias, que cada uno de nosotros tendrá muy guardada en su memoria. Con el relato de algunas de ellas, se han desempolvado unas cuantas de las que viví en aquel junio de 1985 y que sé que no se volverán a repetir.

No voy a relatar todos los preparativos del día del viaje, entre otras cosas, porque no me acuerdo de ellos, solo que la Universidad nos obsequió con unas cuantas viandas en forma de chorizos Revilla, manzanas, naranjas, pan y alguna cosa más que metimos en la bodega del autobús de Pérez Ratón, junto a todas nuestras pertenencias, incluida la famosa maleta de Manuel Ángel, que aún no sabía el destino tan accidentado que le iba a tocar vivir en una curva de la carretera de Madrid-Andalucía A-4, en el camino de regreso.
Nos subimos al autobús, ya entrado el atardecer y emprendimos el viaje desde la lonja de la Laboral con el ánimo henchido y las hormonas juveniles ávidas de playa, mar y alcohol. Cuando pasamos la sierra de Béjar ya era noche cerrada y a medida que íbamos adentrándonos en la provincia de Cáceres, muchos de los compañeros comenzaban a sucumbir en los brazos de Morfeo, mecidos por las curvas de la serpenteante carretera y los traqueteos de algún que otro bache. Hubo, al menos tres de nosotros que no pudimos pegar ojo en toda la noche y acompañamos a Candi en su conducción experta y ágil, entreteniendo su mente para que no se durmiera. Sé que uno de ellos era Mariano, que se sentó a mi lado en uno de los asientos delanteros y que ejerció de guía cuando pasamos cerca de su casa en Candelario y la comarca salmantina de Béjar. Otro fue Ricardo que fue el que más conversación le dio al conductor porque sus preguntas eran de tipo profesional...toda la noche hablando de camiones, de motores, de caballos de potencia, de número de ejes, de carreteras, etc. Y el otro era yo, que no es que no me quisiera dormir, es que nunca he sido capaz de hacerlo cuando estoy en un vehículo que va sobre una carretera. Cuando estudié en Salamanca, que durante el primer año, iba y venía todos los días, veía a todos los demás estudiantes de diferentes cursos con las cabezas desencajadas, cayéndoseles las babas, descoyuntados, incluso, roncando en sólo una hora de recorrido y yo nunca fui capaz de quitar el ojo de la carretera...quizás por eso hoy, mi profesión sea la que es actualmente...
Así fueron pasando los kilómetros de la Ruta de la Plata y de madrugada, ya habíamos pasado la mayor parte del recorrido. No recuerdo muy bien donde hicimos un descanso, me suena un lugar llamado Monesterio o cerca de allí, eran poco más de las 8 de la mañana y ya hacía calor. Bajamos del autobús y salimos a corretear por un campo al lado de la carretera, donde se tomaron estas fotografías tan subrealistas. Recuerdo también haber hablado con un tipo un poco raro que hacía la ruta hacia tierras andaluzas subido en una bicicleta llena de cachivaches y que nos intentaba convencer de que su vida estaba llena de aventuras al estilo del ingenioso hidalgo Don Quijote, que yo creo que era su viva reencarnación.
Cuando nuestro entrañable conductor se recuperó del cansancio, reeprendimos el camino sin pausas hasta Sevilla y su Universidad, pasando por la S-30 y el calor asfixiante de la humedad del Guadalquivir. Fue una decepción muy grande porque todos esperábamos un edificio tan elegante y cómodo como el nuestro, pero nos encontramos con un complejo mal cuidado y cochambroso, con habitaciones muy pequeñas y descuidadas (Si las ve el Pepe, le da un infarto) y por si fuera poco, los sevillanos vieron la matrícula del autobús: ZA y dijeron: "Mira, han venio' de Saragosa a visitarno". Aún no sabían lo que eran capaces de hacer un autobús lleno de topos de La Octava.

Voy a dejar unos comentarios sobre las fotos, que me gustaría, fueran completados por vosotros, pero, como salgo en las tres que hay, recuerdo cómo fueron hechas. En la primera estamos el mi Paco y yo con el pecho hinchado, los puños apretados y cara de enfadados, en un murete de una vaguada, al lado de la carretera, poco antes de hablar con el ciclista vagabundo. En la segunda, donde aparecemos: Julio Indioz al fondo, como en el cuadro de las Meninas, Carro, Chin y yo, subidos en la roca, en la que estoy a punto de dar uno de mis saltos hipo-huracandos para que quedara para la posteridad, pero que el fotógrafo no logró captar, ya que hizo la foto antes del momento crucial. Lo que si recuerdo fue el aterrizaje que fue más expectacular que el salto porque a punto estuve de partirme la crisma. En la tercera foto, Mateos no sé si está cantando por bulerías, Paco se asoma a un plano de la instantánea, yo, permanezco inmóvil a las órdenes de Chin, que no sé que es lo que pretendía desde el pedestal, pero creo que era para hacer una especie de montaje en el que aparentara estar subido en mis hombros. Todo esto es observado en un primer plano por el pecho de Carro, mostrándonos su atlética tableta de chocolate, con su eterna fruta de la mano.

lunes, 13 de diciembre de 2010

El pelotómetro

El día que quedamos en Zamora unos cuantos topos para tomar algo, estuvimos recordando viejas historias de las de entonces y entre ellas, salió a relucir la que hace referencia al título de la entrada y que Chin me pide que haga un relato de su génesis y evolución. Cuando hablamos sobre ella en el Cambalache, pensé que nos iba a dar algo de la risa que nos provocó su recuerdo y mención.

Corría mitad de curso de 3º de F.P.II y el instinto de conservación de algunos de nosotros, el miedo a perder, el ansia viva, el carácter picaresco intrínseco a la promoción, la pérdida de los valores de la integridad, el sálvese quién pueda, el afán de protagonismo, el quedar bien, la gestión de los recursos más egoístas, lamer el culo, tirar de la levita, dar jabón...en resumidas cuentas: HACER LA PELOTA, se convirtió en una práctica más habitual de lo que nos hubiera gustado, pero ni mucho menos, algo que llegara a ser preocupante más allá de los compañeros que solían tener esas tendencias, pero nuestro querido amigo de los pelos largos, empezó a preocuparse por el uso abusivo de estos hábitos, que comenzaban a proponerse como costumbres cada vez más arraigadas y él, con buen criterio, se erigió como adaliz defensor de un comportamiento más acorde con nuestra identidad noble y ejemplarizante de integridad proletaria.
Se ponía de los nervios y se rebullía encolerizado en su pupitre cada vez que alguien hacía una pregunta nimia a un profesor o se mostraba servil y adulador.
Para intentar mitigar estas situaciones, se sirvió de un invento revolucionario y persuasivo: EL PELOTÓMETRO. Éste, consistía en una lista de todos los compañeros, colocaditos por orden alfabético y cada vez que alguno se atrevía a cometer un acto de adulación, alabo, lisonja, elogio, embeleco, camelo hacia un docente, Chin sacaba raudo dicha lista y le apuntaba el bagaje de puntos que consideraba oportuno, dependiendo de la gravedad del acto lagotero-pelotillero del sujeto. Para ello, contaba con la inestimable colaboración del compañero Chuchy, que se tomó el asunto con la misma intensidad y vigor, consiguiendo entre los dos, crear un clima de miedo, incluso a preguntar al profesor de turno por cuestiones de importancia, cómo por ejemplo; qué había escrito en la pizarra en la explicación de un problema de matemáticas o tecnología o lo que fuera y no se veía bien el número, la letra o el dibujo. Seguramente, alguna vez, nos fuimos todos de clase con la duda de saber qué ponía el profesor por no preguntar y arriesgarse a que Chin te endosara dos o tres puntos en el pelotómetro y te dijera con acritud: PELOTA.

Si en alguna de estas, se le pasaba un devaneo con los maestros, Chuchy estaba al quite e inmediatamente, corría a Chin y le decía: "Apúntale 3 puntos al pelota ese, que le ha preguntao' al Látigo que si hay que estudiar los límites o solo las derivadas".

Al final de la semana, hacía balance de puntuación del pelotómetro y declaraba PELOTA DE LA SEMANA al que más puntos tuviera. Lo más chocante es que él mismo, alguna que otra vez se tuvo que apuntar algún punto que otro, eso sí, siendo acusado por su esbirro en esas lides: "Cagüen en dios, Chin, tú también eres un pelota. Apúntate 1 punto por pelota y otro por intentar escabullirte".

Chin, sería un tesoro que todavía conservaras el famoso PELOTÓMETRO y ahora nos reiríamos un buen rato y mucho más, si con cada anotación o punto de cada compañero, hubiera una explicación del porqué.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Perdido


Con la última entrada que hace mención al último acto que hizo La Octava en la 1ª reunión del año 2007, he acabado una etapa que me había propuesto realizar en este blog. Algunos compañeros y asiduos seguidores de mis publicaciones, me han comentado que más compañeros leen las entradas y los comentarios que aquí se hacen y yo quiero pensar que así es, porque eso me sigue estimulando a seguir escribiendo, intentando que este sea un lugar de encuentro de La Octava, en el que la gente se animara a hablar de algo.
Estoy un poco perdido y aunque alguna idea pueda tener, me gustaría que me ayudarais con iniciativas. Aún sigo esperando a que me mandéis fotos o lo que sea, como un jamón de guijuelo o una caja de un buen vino.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ofrenda floral (2007)







































En un principio, habíamos pensado varias actividades para el día siguiente, pero había compañeros que tenían que hacer viajes largos de regreso a sus casas, con lo que se intentó hacer algo simbólico, reflejado en una ofrenda floral a la patrona de la Universidad, con la asistencia de todo el curso y que no conllevara mucho tiempo en la ejecución para que los amigos pudieran irse pronto, pero a la vez, algo que implicara un poco de responsabilidad en la asistencia y esto quedó reflejado en un acto religioso-festivo, con la ofrenda floral a la patrona de la Universidad, dándole las gracias por mantener a todo el grupo en buenas condiciones de salud y poder seguir viéndonos.
Fue un acto sencillo, en el que otro de nuestros subdelegados leyó un pequeño discurso de agradecimiento y otro compañero, con su familia, se encargó de llevar las flores a la patrona.

En la salida de la iglesia, ya con el tiempo y las prisas adueñándose de la situación, comenzamos a despedirnos unos de otros con la intención de no dejar que la distancia y la pereza, dejara pasar tanto tiempo para mantener un mínimo contacto entre nosotros. Nos juramentamos para que dentro de 3 años, tuviéramos la voluntad de volvernos a encontrar en el mismo lugar, para celebrar nuestro 25º aniversario de titulación y al final, como todos sabéis, se hizo realidad el primer sueño que varios de nosotros tuvimos unos años antes de la primera reunión.

Tengo que hacer mención a la incorporación de otro compañero y amigo al encuentro de antiguos alumnos, en el último momento, ya que hubo dificultades en la comunicación con él y no se pudo enterar a tiempo, pero Javier Calvo, allí mismo nos dijo que contáramos con él para la próxima reunión. Su retoño también se asomó con curiosidad a aquella panda de niños-grandes, que un día, ya un poco lejano, correteaban alegres en el mismo empedrado que ahora servía de escenario de una despedida más.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Recogida, concierto de insomnio y fuga (2007)







No todos los asistentes pernoctamos esa noche en la Laboral, pero no puedo por menos que hacer aquí una referencia a este hecho, que para mí tuvo mucha importancia, no solo por volver a sentir una sensación casi olvidada, si no por acompañar a todos los compañeros que habían hecho un viaje tan largo para celebrar nuestra primera reunión de estas características. Hago también un inciso en esta entrada para tratar el tema del 25º aniversario, en el que no hubo tal pernocta. Ya se habló de ello en su momento y no trato de justificar nada, pero la persona encargada de hacer las gestiones, creo que hizo lo mejor que pudo para beneficiar a todos los que viajaron ese día.
Si se vuelve a hacer otro encuentro de antiguos alumnos, se intentará contar con un número importante de gente para volverlo a hacer en nuestros antiguos dormitorios.

Me dí cuenta esa noche que ya no somos los mismos, cuando me metí en la cama de mi antigua habitación; casi no cabía y si me daba la vuelta, me caía por su estrechez. Apenas pude conciliar el sueño. Al principio, por la abrumodora consecución de acontecimientos del día. Tenéis que pensar que hubo personas que nos implicamos mucho en todo lo que rodeó esta reunión y nos sentimos responsables de que las cosas salieran medianamente como se habían programado y a la hora de ir a la cama, tuve que hacer un recuento de todo para que no se me olvidara nada. Cuando parecía que tenía los pensamientos en calma y el cansancio se apoderó del sistema musco-esquelético y el sistema nervioso central, comenzó un concierto inesperado de viento y percusión en el pasillo, dos puertas más allá de nuestra habitación y que no ocurría cuando teníamos 18 años. Me levanté al baño y al pasar cerca de la, en otro tiempo, "sala de reuniones", casi fui abducido por las corrientes generadas por los ronquidos de nuestros queridos amigos Julio y Chin, que hacían temblar los contrachapados de las puertas, desencajando los tornillos rosca-chapa de las bisagras...daba miedo; solo hacía falta una luz destelleante de color azulado por debajo de la puerta, para hacerme pensar en "fenómenos paranormales". ¡Qué ronquidos!
Hubo otro compañero que no pudo conciliar el sueño y se tuvo que ir a su casa, pero en su caso, fue la responsabilidad y el nerviosismo de hacer un discurso para es día siguiente, que aún no tenía hecho...¿verdad, Aguado?
Todos tuvimos una extraña noche aquel día del incipiente verano y por un momento, me recordó tiempos pasados en los que el curso estaba terminado y nuestro espíritu intentaba volar hacia el tiempo de vacaciones y a la vez empezaba a sentir nostalgia de la ausencia de lo vivido durante el curso y la compañía de nuestros amigos, que comenzarían otra vida distinta a la que habíamos vivido durante 5 años juntos y que en realidad, no sabíamos si volveríamos a ver.


Seguramente, los internos, tengamos el mayor número de anécdotas vividas en los dormitorios en los distintos cursos por los que pasamos, muchas de ellas fueron compartidas dado el carácter de unión del que siempre disfrutamos y cada uno, las sentimos de una manera personal. Me acuerdo de docenas de ellas de ese tipo, pero voy a recordar una que ocurrió en 1º de F.P.I y que dije en otra entrada que iba a rememorar.
Por aquel entonces, compartíamos habitación; Aguado, Paco y yo. Era la segunda puerta a la derecha en la entrada del pasillo norte, orientado igual que el del último curso. La primera puerta era la habitación del educador de turno, que en este caso era D. Pepe "Pótamo", hijo del insigne profesor de torno en los talleres y que tuvo un paso bastante "persistente" por ingeniería (no sé si sigue aún haciéndola). Nuestra habitación se podría comparar un poco con la de Chin y Julio en tercero, ya que por allí pasaban muchos compañeros cuando estaban aburridos en sus dormitorios o hacían sus descansos en los estudios, incluso los de tercero de aquella época, eran asiduos visitantes, porque mantuvimos con ellos una relación muy intensa, siendo algunos de ellos más amigos de los de primero, que de su propio curso y no digamos con los de segundo. Aquí, quiero hacer un inciso para decir que si estáis interesados en otra anécdota de dormitorios y que acabo de recordar, me lo pedís en los comentarios y hago otra entrada para contarla, en la que están implicados precisamente, los de tercero de aquel año.
Bien, pues en los momentos de los hechos acaecidos, estábamos estudiando inglés, para algo que nos había mandado hacer la "tere is lukin de güindon"; un diálogo en inglés sobre el tema que estuviéramos dando. El grupo que me tocó, éramos; Orduña, Panero y yo y recuerdo algo sobre varios personajes y a uno le pusimos de nombre "Aguimoto revólver" por uno de tercero que llamábamos así, que era un poco raro y se apellidaba Aguilar. La cosa en esos días empezó a desvariar y como todos estábamos en la misma tesitura, recuerdo que la gente grababa los diálogos en una cinta de cassette para escucharse y depurar los fallos. Pero como digo, empezamos a hacer tonterías varias: Recuerdo que en nuestra habitación, poníamos a grabar el radio-cassette y hacíamos la retransmisión de una carrera de coches. Paco era el locutor y además uno de los coches que competía, porque cada uno hacíamos el sonido personalizado de un coche cuando pasaba por meta. Aquello era un auténtico descojono, ya que inventábamos los sonidos de los coches, dependiendo de lo que narraba Paco; si alguno había sufrido una avería, al pasar por meta, el que emitía el sonido, lo hacía de forma que pareciera un coche destartalado y así con cada peripecia que se le ocurría.
Debíamos de tener un escándalo montado en la habitación de risas y cachondeo, que despertamos a la bella durmiente, que estaría descansando en una plácida siesta de media tarde, porque estudiaba por la noche, ya que por el día, no le dejábamos los demás. Entró en la habitación como un elefante en una cacharrería y cayó el radio-cassette, que lo teníamos encima de una silla, grabando. Entonces salieron de su boca las siguientes palabras, que han quedado para la historia: " Cago en dios, ¿qué hostias tenéis montao' aquí?, que entra uno, pega una hostia y jode tol' belén". El cassette seguía grabando. Como estaba muy mosqueado por haberlo despertado de su letargo, se puso a hacer una inspección de la habitación más a fondo. Echó de allí a todos los que no eran del dormitorio, mandándolos a tomar pol' culo, quedándonos solo, nosotros tres. Se cagó en dios otras seis o siete veces, cada vez que veía algo que no le gustaba, "cago en dios, que guarros sois: las camas toas' revueltas, las paredes toas' manchadas con vuestras sucias zarpas...cago en dios...y hasta un pavo pa' ahí arriba"-mirando al techo- esto no va a quedar así y vais a tener que limpiar esto para que quede como recién pintada o os vais a vuestras casas".
De hecho, estuvimos varios días dándole que te pego con gomas de borrar debajo de las mesas de estudio para que se quitara lo negro de apoyar las zapatillas, cuando nos poníamos a estudiar. Lo del pavo pa' ahí arriba, sería mejor que lo explicara Aguado, que a mi me da la risa.
La cinta quedó grabada con todo esto y la escuchábamos de vez en cuando como si fueran los grandes éxitos y sé que Paco la tuvo a buen recaudo durante varios años, pero la última vez que hablamos sobre el tema, se había vuelto loco buscándola y no la encontraba.

Una vuelta por la ciudad (2007)


La noche no acabó en la primera terraza a la que fuimos y la mayoría de La Octava, nos dispusimos a seguir con la reunión hasta que los cuerpos aguantaran y os puedo decir que el mio ya no tiene el mismo aguante que cuando tenía 20 años. Me parece estar viendo a la comitiva caminando por Santa Clara, sorteando a los transeúntes, que también estaban en la calle, celebrando las fiestas patronales de San Pedro, con los que también volvimos a coincidir en la celebración del aniversario de los 25 años y seguramente, con los mismos borrachos. Lo que más me sorprendió fue las dotes de regateador del compañero Juan Andrés, que se puso a negociar con los peñistas que iban con sus carritos del supermercado llenos de recipientes con todo tipo de bebidas espirituosas para que nos dieran unos vasos con limonada, sangría, cubatas o lo que fuera, pero no hubo manera de que le dieran ni siquiera a oler los elixires. Fuimos también a otra terraza del pub Arche en la Plaza de Mariano Benlliure, pero allí, ya no estábamos todos. Recorrimos algunos lugares más y nos fuimos recogiendo relativamente pronto porque el día había sido muy cansado y lleno de emociones. Siento no tener más fotografías de estos momentos por las calles de Zamora para poder publicarlas y así admirar el buen ambiente del que disfrutamos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Recorrido degustación por Zamora (2007)





No hubo ningún tipo de discusión ni excusas por parte de nadie para ir a tomar algo a una terraza o a algún otro sitio cuando acabó la cena y nos echaron del Sancho y eso fue lo que hicimos. Cuando llegamos a la terraza 50 personas y redistribuimos las mesas y sillas para acomodarnos, a los camareros casi le da un infarto de miocardio. No se cuantos viajes les tocó hacer para que todos los que compartimos aquellos momentos, pidieran su consumición y tampoco se las veces que irían de allá para acá con las bandejas con los vasos y botellas, lo que si recuerdo fueron las risas que nos echamos en aquel lugar, envueltos en la atmósfera cálida de aquella noche de verano recién estrenado.
Aunque no os lo creáis, me acuerdo de varias de las conversaciones estrella de la velada, pero no quiero hacer alardes de memoria porque algunos no se creen que pueda recordar tantas cosas y dicen que me las invento, pero si alguno de vosotros tiene interés en saber de qué se habló en alguna fase de la tertulia, me lo dice y le refresco la memoria.

En frente de la terraza de Michelo's, estaba el cine Barrueco, que ahora ha sido derribado para construir apartamentos y cuando funcionaba, era probablemente el mejor y más grande de la ciudad. Tengo recuerdos del lugar, porque en él vi mi primera película en un cine, ya cuando era un chaval, porque de niño, mis padres no tenían tiempo de llevarnos al cine y esas inculteces. Me imagino que a vosotros os sucedería algo parecido, al menos a los que vivíais en los pueblos y vuestros padres, igual que los míos, se dedicaban a las tareas del campo y el ganado, con lo que el tiempo de ocio, era inexintente y menos para llevarnos al cine, por eso confieso que mi primera película fue "Cenicienta" y fue mi tía la de Francia, cuando vino de vacaciones un verano, la que me llevó por primera vez al cine en compañía de mis primas...bueno, este no es el lugar para dar rienda suelta a mis memorias de tipo más emocional y personal.
Lo que quiero contar es la vez que una troupè de unos cuantos de nosotros fuimos al Barrueco a ver una película en sesión de noche, pidiendo el respectivo permiso a nuestro director de colegio, que no nos ponía ningún impedimento, ya que teníamos una buena relación con él y al menos en mi caso, siempre que le pedí algo de este tipo, no me puso nunca, problema alguno. Hace poco, pusieron en la tele, la pinícula en cuestión y cuando la vi en compañía de mi hijo, no pude por menos de sentir cierta vergüenza de mi mismo, al pensar que cuando la vimos aquella noche, me gustó y todo. El atentado contra la inteligencia fue "Karate Kid". Podría ennumerar a los que malgastamos nuestro dinero aquel día (mirado, claro está, desde la distancia), pero me gustaría que se apuntara en los comentarios, los interceptos. Al que sí voy a recordar, porque fue al único que dejó indiferente, quizás porque era un año mayor que los demás y eso le daba un plus de madurez frente a los demás y con respecto a una crítica más adulta, fue Ricardo, que ante mis comentarios de que la peli había estado bien, me dio la callada por respuesta.

Hubo otras veces que visitamos otros cines de la ciudad en acciones similares y dejo aquí otro recuerdo para otra sala; El Pompeya, al que también hicimos alguna que otra visita, pero estas veces a ver otro tipo de cintas en los que los personajes con salían con tanta ropa. Me acuerdo de que tipo de películas, pero me resulta imposible recordar los títulos de las mismas. Recuerdo que en una ocasión, después de ver una de aquellas clasificadas "S", se nos hizo un poco tarde porque era sesión continua y ponían dos seguidas, a lo que no pudimos resistirnos y nos quedamos a ver las segunda, pero nos pasábamos de la hora de llegada a la Uni, establecida y pactada antes de salir y cuando salimos del cine, tuvimos que ir corriendo para no llegar demasiado tarde. Mis recuerdos se centran en la desazón que llevaba en el recorrido desde la Puerta de la Feria hasta la Laboral y la bronca que nos podían echar por llegar tarde. ¿Alguien se acuerda de ese o de otros días parecidos a este?

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cánticos regionales y vítores al clero (2007)












No puedo por menos que publicar estas instantáneas que demuestran el ambiente tan alegre que tuvimos en los momentos finales de la cena y que he decidido incluirlos en una entrada a parte para separarlos de la atmósfera que envolvió el acto del refrigerio.

Hubo entonación de diferentes canciones, entre ellas, como no; Soy Tornero, pero también cánticos regionales y vítores al clero y al gobernador civil de la provincia. No pudimos reprimirnos y cantamos la de: "La mi panera tie' buen vino pa' emborrachar", aunque decididamente lo de cantar no va con nosotros (al menos por mi parte, que aburro a las cabras). Acabamos por calarnos nuestro pañuelo de cuatro nudos y posamos orgullosos de pertenecer a este grupo. Aquí dejo un reportaje gráfico para la historia.

No voy a escribir ningún recuerdo de tiempos estudiantiles, pero si dejo uno personal, ya que en este mismo restaurante celebré mi boda y eso me hizo pensar en que hay cientos de lugares de mi querida Zamora arraigados en mi alma y que son imposibles de olvidar. Es posible que los que viváis en esta ciudad, no os pasen estas cosas porque la cotidianeidad de vuestra vida no os haga pensar en los lugares por los que pasáis cada día, pero los que estamos un poco lejos, tenemos nostalgia de todos esos rincones que forman parte de nosotros y muchas veces, confundimos con los sueños vividos allí. Ya llevo viviendo en Madrid algo más de 20 años, pero cada vez que voy a ver a mis padres o a la familia y amigos, siento que me introduzco en un mundo que nunca he perdido de vista, pero, que a veces, me resulta extraño por la distancia y porque lo que viví en mi Tierra cuando era joven, que nada tiene que ver con la vida que nos ha tocado vivir fuera de ella...En fin, ya habrá tiempo de analizar estas cosas en vuestra compañía y con unas cervezas y unos pinchos de todos los buenos bares de mi ciudad.