martes, 1 de marzo de 2011

Un Violinista y un Pardillo

Con la referencia de la entrada anterior, de los que venían a recuperar asignaturas que les habían quedado colgadas, me he acordado de dos sujetos que pasaron de puntillas por nuestras vidas estudiantiles, pero que nunca formaron parte de La Octava, porque no se involucraron con los demás o por apartarlos un poco entre todos. Lo que sí eran, por decirlo de alguna manera, unos tipos curiosos y desbarataos'.
Me gustaría que con vuestros recuerdos, les hiciéramos un retrato robot. Si alguien no se acuerda de ellos, voy a dar unos detalles que han venido a la memoria cuando he hecho referencia a ellos sin decir quienes eran.
Uno de ellos era más bien alto, pelo oscuro y lacio, con una sonrisa permanente en la cara, que no sabía uno si era una mueca o se estaba riendo de ti. Delgado y reservado; venía a la clase correspondiente, justo a la hora en punto, se sentaba en su pupitre y no hablaba casi con nadie. Si os digo que Paco le puso de mote "El violinista", es posible que os venga a la memoria el tío. Lo que no sé, es porqué le puso ese apelativo y ahora que estamos en ello, si alguien se acuerda del tema, que lo diga. De todas formas, hablaré un día de estos con Paquirriquiconico y se lo preguntaré.

El otro miembro de la banda de dos, lo llamábamos "El pardillo". Lo que no sé es quién le puso tan cariñoso alias y tampoco los motivos. Os pido otro ejercicio de memoria para intentar desentrañar aquel episodio. De lo que sí me acuerdo, era que vivía cerca de Manuel o, incluso, eran vecinos. Y otro dato que circulaba entre nosotros a modo de cachondeo o de leyenda urbana, era que de pequeño se había quedado metido en un arcón congelador y cuando lo echaron en falta, lo buscaron hasta dar con él, pero los daños ya eran irreversibles y por eso tenía los problemas que se hacían patentes en sus continuos despistes y sus ceros patateros en las asignaturas que tenía pendientes, sobre todo cuando "El látigo", en 3º, le entregaba, con la risa contenida, los exámenes garrapateados que le hacía el muchacho...
Si no os acordáis de él; era de mediana estatura, pelo ensortijado y tirando a castaño, ojos claros, labios carnosos, alguna protuberancia berruguil en la cara y siempre con aires de despiste constante, probablemente producidos por las neuronas congeladas.
Que quede claro que no me quiero reír de estos entrañables y efímeros compañeros, que seguramente, sean felices y hayan hecho mejor plan de vida que nosotros, pero he querido rememorar aquellos tiempos en que le sacábamos punta a todo, incluidos los defectos de cada uno de nosotros.

4 comentarios:

  1. El violinista era aquel a quien el Látigo acusaba de que no se enteraba de nada. "delegao: informa bien a la gente de las fechas del examen, porqueeeee... hay un compañero vuestro queeee ... sistemáticamente, no se entera de nada"
    Pardillo: Hoy por hoy lo veo trabajando en Inzamac, ya hace tiempo; es de origen VIP su familia eran los de peña-pavón, instalaciones electricas de hace 40 años, cuando se ganaba dinero con casi cualquier negocio. Un día lo pillaron copiando con una micro emisora con un auricular: alguien le emitía la señal desde el patio .... fue mu comentao en aquel entonces.Lo que no me acuerdo es de qué profe lo pilló. Lo de Pardillo se lo puso Manuel, supongo que por razones obvias. A fecha de hoy, todavía habla con poca gente, anda muy deprisa y tiene todavía las verruguicas en las orejas. Cosa que a Manuel y a mi, entonces, nos daba mucha risa

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  2. He realizado un ejercicio de memoria y la conclusión es que Paco, le puso violinista a ese tipo, porque andaba con la cabeza de lado, como si estuviera sujetando un violín. Dicho de otro modo, para los técnicos Especialistas en M-H el eje de la cabeza, a partir de su intersección con el del tronco, sufría una ligera inclinación "ora a la derecha, ora a la izquierda" - en función del sentido de avance de la criatura- He dicho

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  3. He hablado con Paco hoy domingo y no recuerda los términos exactos del tema del apodo del "Violinista", pero cree que fue porque un día lo vimos por la calle con el estuche o la funda de un violín y desde ese día lo crucficó con tal calificativo. La disertación de Chin sobre la teoría del eje oscilante, ora a la derecha, ora a la izquierda, me gustaba más, pero como casi todas las cosas en esta vida; la explicación más sencilla es la mejor.

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