miércoles, 25 de junio de 2014

“ALEA JACTA EST” (la suerte está echada), y II (Por Chin)



Decidimos irnos juntos, él lo hizo porque le daba cosa marchar sólo con ese montón de chatarra que tenía, yo, porque realmente no sabía dónde tenía que ir. No hacemos más que abandonar Pucela, y veo que el 133 echaba humo por la rejilla del motor.(recordad que el auto este, lo tenía atrás). Por supuesto, el necio que me precedía a los mandos del bólido, no se había enterado de nada. 


Cuando logré que parara después de estar una hora detrás de él pitándole y dándole las luces, no hace más que bajar y en vez de esperar a que se enfriase, va directo al tapón del vaso de expansión: yo le iba a decir, “espera un poco que se enfri”…..... cuando oigo: pfssssssss, seguido de un aullido como si lo estuvieran torturando, .... reconozco que si no llega a ser porque en ese momento me dio pena, estoy todavía revolcándome de risa en la carretera, (¡al demonio se le ocurre intentar probar con los morros la temperatura del haiga!). Recordad que en el año 91 ni móviles ni ostias. Dejamos el coche en el arcén y nos acercamos a una gasolinera para llamar a la grúa. 

Como él no sabía de qué iba la copla, hable yo con la tía del seguro. Total, para decirme que la asistencia en carretera no estaba contratada en la póliza. Intenté convencerlo para que lo llevara a un desguace, no hubo manera. ...Y llamó a una grúa, y vino, y cuando le dijo que quería llevarlo a Puebla de Sanabria, y que no tenía seguro, el gruero le pidió, ya entonces, 70.000 pelas, más que diez 133´s. Y encima con la pinta de majadero que tenía este incauto, a pagar por adelantado; menos mal que era por la tarde y ya no había bancos que si no se gasta la mitad del sueldo antes de empezar a currar.
Yo, que ya entonces me dolían las pelotas de hacer funcionar trastes de 4ª mano, veía que el coche soplaba por el vaso de expansión como si fuera una locomotora,(junta culata quemada) pero el chisme arrancaba bien todavía, y el manguito que se le había roto, se lo corté y se lo acoplé como pude; Recuerdo que se negaba a echarle agua porque decía que se le picaba el radiador. No te jode!!. Razón no le faltaba, pero ese era, en esos momentos, el menor de sus problemas. 20 litros de anticongelante tuvieron la culpa. Que contento se puso el gasolinero por la venta del mismo en pleno mes de julio.!!! Seguimos la marcha, sin pasar de 50, eso si, (menos mal que no había autovía que si no, a esa velocidad, nos mandan arrestar fijo,….por idiotas). Al principio cada 10-15 km, parábamos, le rellenaba el vaso, y a seguir; pero es que al final había que parar cada 2 min. Total que eran las 12 y pico y no habíamos llegado todavía a Puebla. Ya sabéis, además, que esas carreteras sanabresas, por su carácter fronterizo, tienen el mayor índice de presencia de Guardias Civiles de todo el mundo, así que por supuesto, en una de las asistencias de la nodriza, en Rionegro... Zas!!, los verdes: el carné...la documentación….. creo que el hecho de ver que el coche era alquilado por Organismo Oficial me libró de dormir en el calabozo, porque al principio estaba visiblemente nervioso ante las inquisitorias del picoleto. Total que a la 1 llegamos a la pensión donde había estado él durante la última campaña. Era un sitio cutre, oscuro, feo y angosto frente a la estación de Puebla; la dueña, una sanabresa pequeñica, enlutada, pelo blanco recogido en un moño , se dirigía a mi compa como “Don Fernando”, y este se lo consentía….. Me voy, pensé, no sea que le dé por llamarme DonChin; …y encima 2000 pelas por dormir!!... si era lo que llevaba: un billete coloradico de esos, todo arrugao, en el bolsillo. Aún me acuerdo de él como si lo estuviera viendo. 

No penséis que se solidarizó conmigo, él se quedó y yo me pasé, en la estación de trenes de Puebla, mi primera noche de asalariado; hecho un guarro, sin poderme duchar ni cambiarme de ropa ni de calzoncillos y sin poder descansar en una cama decente.....Encima, entonces pasaban tres expresos nocturnos en cada dirección (tres para Madrid tres para Galicia) y a cada media hora, pasaban los guardias a preguntarme qué tal estaba, que con la pinta que tenía, parecía recién salido del trullo. 90.000 pelas de alquiler me pidieron al día siguiente por varias casas que vi en Rosinos. Debían pensar que veníamos de Alemania. En cuanto pude, me fui con el susuki a Arquillinos, me lo llené de cachivaches, cargué la tienda, la instalé bajo un roble y allí pasé todo el verano.

Aún recuerdo a mi madre la pobrecica, que casi le da un mal cuando me vio por allí con el coche del curro (ella si se sabía la copla). Así que cuando terminé de hacer la campaña de incendios del 91 (de la que por otro lado guardo un estupendo recuerdo), me fui a la autoescuela Miguel y me saqué el carnet en 15 días, ¡¡¡sólo hice una práctica!! (dos con la del examen)

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