El Tío vino a despertarnos a las 5:30; apañar garbanzos es oficio a realizar por la fresca, que están amorosos, después, con el calor, se estita la vaina y se echan a perder. Las risas y las bromas entre nosotros, provocadas por la novedad del madrugón, pronto darían paso al dolor de riñones y las ampollas en las manos. Enfilamos el Camino de la Hojita y cuando llegábamos a la Cascajera empezaba a amanecer.
Me sorprendió mucho
esa gran bola naranja, cuando empezó a asomar por Valdecumbrales.
Esa fue la primera vez que vi salir el sol y también la 1ª que
recuerdo haber trabajado en serio. Tendría 8 ó 9 años y el pequeño
de los chamaquitos, Isaac, que también venía, dos menos aún. Desde
entonces, hasta 1994 en que monté el chiringuito que todos conocéis,
donde mi Conchi y yo empeñamos nuestra vida y nuestra hacienda, he
vendimiado , (con 11 años, era objeto de burlas por parte de los
mayores porque todavía no podía con los cestos). He entresacado,
regado y desyerbado hectáreas y hectáreas de remolacha; he recogido
kilos y kilos de cebollas en Barrax, (el oficio más cabrón que he
hecho en mi vida); he bautizado, cuidado, esquilado y ordeñado,
decenas de vacas y cientos de ovejas; (siempre las hubo en casa);
seguro estoy de haber servido más de un tráiler de botellas de DYC
durante mis días de tabernero, cuando me fui para Albacete. Incluso
durante dos años, fui portero en una discoteca, (este otro oficio,
el más desagradable)…… .Era lo que le tocaba al 4º de los 7
hijos de un pequeño aparcero de Arquillinos, si quería sobrevivir
lejos de casa . Por eso, el otro día cuando os prometí este
episodio, os hablaba de mi primer trabajo digno; no es que estos
otros fueran indignos, es que aquel curro, recién terminada la
universidad, era un punto de inflexión. Para empezar, era la primera
vez que cotizaba a la SS, y por supuesto la 1ª que tenía una nómina
legal; además era un trabajo que yo hubiera hecho sin cobrar. Me
gustaba, lo cual ocurría también por 1ª vez.
En el último año de carrera hacíamos un curso de defensa contra incendios forestales que nos habilitaba para coordinar medios aéreos. Yo fui destinado a la base de Rosinos de la Requejada. Pocos días después de lo del famoso examen de física, me acerqué a Valladolid a firmar el contrato. Iba en compañía de mi hermana Rosa, que marchaba para Zaragoza, donde ella estudiaba y donde supongo, habría encontrado algún trabajo veraniego,… para variar. Nada más pasar al despacho del jefe, me fue presentado quien habría de ser mi compañero en la base . Era un tipo raro que no te miraba a la cara cuando te hablaba. Olía a sudor rancio, el tipo de hedor que desprende quien no se ducha más que una o dos veces al mes. Su pelo lacio y mal apañao, empezaba a escasear; no sé si su incipiente alopecia obedecía a causas congénitas o era debido al grollo y la caspa acumuladas, que daban a su ya rala cabellera, un aspecto bastante grasiento. Con su paciencia y la inestimable ayuda de la cuenta corriente de mamá, había logrado sacar la carrera (con 35 años...!!!). No era la 1ª vez que tenía destino en Rosinos, ya había estado el año anterior, pero se notaba que el asunto le venía grande. Mi hermana nada más verlo, me miró y me arrugó el hocico, al modo que siempre hacemos en casa cuando algo no cuadra.
El fulano había venido desde Madrid con su flamante Seat 133.
En el último año de carrera hacíamos un curso de defensa contra incendios forestales que nos habilitaba para coordinar medios aéreos. Yo fui destinado a la base de Rosinos de la Requejada. Pocos días después de lo del famoso examen de física, me acerqué a Valladolid a firmar el contrato. Iba en compañía de mi hermana Rosa, que marchaba para Zaragoza, donde ella estudiaba y donde supongo, habría encontrado algún trabajo veraniego,… para variar. Nada más pasar al despacho del jefe, me fue presentado quien habría de ser mi compañero en la base . Era un tipo raro que no te miraba a la cara cuando te hablaba. Olía a sudor rancio, el tipo de hedor que desprende quien no se ducha más que una o dos veces al mes. Su pelo lacio y mal apañao, empezaba a escasear; no sé si su incipiente alopecia obedecía a causas congénitas o era debido al grollo y la caspa acumuladas, que daban a su ya rala cabellera, un aspecto bastante grasiento. Con su paciencia y la inestimable ayuda de la cuenta corriente de mamá, había logrado sacar la carrera (con 35 años...!!!). No era la 1ª vez que tenía destino en Rosinos, ya había estado el año anterior, pero se notaba que el asunto le venía grande. Mi hermana nada más verlo, me miró y me arrugó el hocico, al modo que siempre hacemos en casa cuando algo no cuadra.
El fulano había venido desde Madrid con su flamante Seat 133.
Nada más
firmar, el jefe nos dio las llaves de un Suzuki Santana que nos
habían alquilado para que nos moviéramos por allí. (la base de
Rosinos está en medio del monte) . Todo el mundo dio por hecho que
yo tenía el carnet de conducir, cosa que no era cierta, y nadie me
preguntó al respecto. Yo sabía circular perfectamente, (teníamos
el culo pelao de andar con el coche parriba y pabajo a la remolacha
todo el verano), y en ese momento me dio miedo que no me contratasen
por el asunto, así que no anduve con ostias, me enganché a los
mandos del Suzuki y para Sanabria tiré con él.
(To
be continued)
ostias macho, es que era del mismo color y todo!
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