Pablo Iglesias y Francisco
Marhuenda se tiran a la cara sus respectivas matrículas de Honor en una
tertulia de la sexta. Veo en el internete boletines de notas de nuestros
atribulados prebostes. Las de Aznar:
decepcionantes; las de Rajoy:
penosas. ¿Y Oyarzábal?.... las
del Sec. Gral. Del PP vasco, son sencillamente
vomitivas. Circula hasta un boletín de Albert Einstein, cuyos guarismos
no reflejan, ni de lejos, su latente genialidad.
Yo certifico que siempre
fui un estudiante ramplón. No recuerdo haberme puesto a estudiar nunca cuando
estaba en la escuela de mi pueblo. Allí había buen rollo, y cuando el Tío me solicitó la beca para ir a
la Universidad Laboral de Cheste, con 11 años, no hizo falta más que
comentárselo a Doña Perpetua, la
maestra, y las notas
engordaron lo
suficiente para superar el corte. En los 8 cursos que estuve interno bajo la
tutela de la Obra del Ministro Girón,
siempre estudiaba el último día, cuando ya no me quedaban más cojones, así que fuera
del Inglés y cuatro bobadicas que se me daban bien: 5 pelao. Cuando me fui pa
Albacete, las becas las pagaban tarde, y
para sobrevivir, tuve que emplearme de tabernero los fines de semana,
aún así, mi rendimiento académico no puede decirse que fuese malo, pues acabé
con la media, con un 5,y poco en 4,5 años. Ahora estoy pensando en enviar mi curriculum académico a Ferraz y a
Génova, a ver si en virtud de mi manifiesta mediocridad, se acuerdan de mi para
un cargo de esos “de libre designación”,
que son los aguinaldos con los que nuestros políticos pagan los favores a sus
paniaguados y correveidiles. Visto lo
visto, méritos me sobran.
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