CINCO HORAS CON D. MARIO.
El cura de Morales, D. Mario, vive al lado de nuestra peña.
Es un buen tipo que aguanta impasible
las escandaleras que montamos a diario durante las fiestas. A menudo entra en
nuestro garaje, para echar un parlao y/o un vinillo y/o fumar un puro, (o los
que sean menester); su indumentaria y maneras no recuerdan para nada su condición de sacerdote, por lo que los que no lo conocen, le hablan
como si fuera uno más de la peña…. yo,
para evitar malos entendidos, me apresuro a presentar a nuestro atribulado
invitado, nombrando su condición, al resto de visitantes. Pero hay veces que los que
se encuentran charlando, picando algo y/o simplemente, soplando una
miaja, son moralinos, de ascendencia o de adopción, lo que hace que me olvide de presentaciones
, al dar por hecho el que, aunque no
sean practicantes, identificarán al párroco.
Siempre hay algún día de las fiestas que el
cura cena con nosotros; este año ha sido el día de la barbacoa. Allí estuvo,
desde que la encendimos a las 9, hasta que marchamos pal baile a las 2 de la
madrugada. Durante la sobremesa, pasaron a tomar un café y dulce unos amigos que, como nosotros, llevan
viviendo aquí 14 ó 15 años; yo di por
hecho, que todos conocían al
párroco, por lo que obvié las
presentaciones. Craso error, amigos….. la gente no va a misa….. y el Rober con
su elocuencia habitual, llena de gestos y movimientos (a mi me encanta cómo
cuenta las cosas), estuvo un rato contando
chascarrillos de contenido erótico, aderezados con las características
blasfemias que en esta Tierra ,
preceden, acompañan, y/o ponen
colofón, a casi todas las frases que de forma oral, habitualmente se intercambian.
Lo que al principio era un “jejeje ¡qué gracioso está hoy el Rober”, (dirigido
al Páter, por lo bajini, como pidiendo disculpas) , se convirtió en risas a
mandíbula batiente cuando, entre señas, hicimos comprender a Roberto quién era
su interlocutor en ese momento. Aquel,
lejos de amilanarse soltó un: ¡no
me jodas!, acompañado de un par de
juramentos en arameo. La inmediata absolución, sin penitencia, otorgada
mediante un gesto, hace que me pregunte si tal vez yo, podría encontrarme entre su feligresía, si el cura bajo cuyo
ministerio me crié, se hubiese parecido un poco, nada más un poco, a este.
me gusta este formato de letra lo he puesto yo o tu ??
ResponderEliminarEstá tal y como me lo has mandado, así que tomo nota y miraré a ver si los hacemos todos con este formato.
ResponderEliminarMe hubiera gustado estar en la situación para ver cómo reaccionamos los humanos ante este tipo de sucesos. Los curas... bueno, mejor lo dejo.