lunes, 13 de mayo de 2013

CINCO HORAS CON D.MARIO (Por Chin)



CINCO HORAS CON D. MARIO.
El cura de Morales, D. Mario, vive al lado de nuestra peña. Es un buen tipo que  aguanta impasible las escandaleras que montamos a diario durante las fiestas. A menudo entra en nuestro garaje, para echar un parlao y/o un vinillo y/o fumar un puro, (o los que sean menester); su indumentaria y maneras no recuerdan  para nada su condición de sacerdote,  por lo que los que no lo conocen, le hablan como si fuera uno más de la peña….   yo, para evitar malos entendidos, me apresuro a presentar a nuestro atribulado invitado,  nombrando su condición,  al resto de visitantes. Pero hay veces  que los que  se encuentran charlando, picando algo y/o simplemente, soplando una miaja, son moralinos, de ascendencia o de adopción,   lo que hace que me olvide de presentaciones , al dar por hecho el que,  aunque no sean practicantes, identificarán al párroco. 
Siempre hay algún día de las fiestas  que  el cura cena con nosotros; este año ha sido el día de la barbacoa. Allí estuvo, desde que la encendimos a las 9, hasta que marchamos pal baile a las 2 de la madrugada. Durante la sobremesa, pasaron a tomar un café y dulce  unos amigos que, como nosotros, llevan viviendo aquí 14 ó  15 años; yo di por hecho,  que todos conocían al párroco,  por lo que obvié las presentaciones. Craso error, amigos….. la gente no va a misa….. y el Rober con su elocuencia habitual, llena de gestos y movimientos (a mi me encanta cómo cuenta las cosas),  estuvo un rato contando chascarrillos de contenido erótico, aderezados con las características blasfemias que en esta Tierra ,  preceden,  acompañan, y/o ponen colofón, a casi todas las frases que de forma oral, habitualmente se intercambian. Lo que al principio era un “jejeje ¡qué gracioso está hoy el Rober”, (dirigido al Páter, por lo bajini, como pidiendo disculpas) , se convirtió en risas a mandíbula batiente cuando, entre señas, hicimos comprender a Roberto quién era su interlocutor en ese momento. Aquel,  lejos de amilanarse soltó un:  ¡no me jodas!,  acompañado de un par de juramentos en arameo. La inmediata absolución, sin penitencia, otorgada mediante un gesto, hace que me pregunte si tal vez yo,  podría encontrarme  entre su feligresía, si el cura bajo cuyo ministerio me crié, se hubiese parecido un poco, nada más un poco, a este.

2 comentarios:

  1. me gusta este formato de letra lo he puesto yo o tu ??

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  2. Está tal y como me lo has mandado, así que tomo nota y miraré a ver si los hacemos todos con este formato.


    Me hubiera gustado estar en la situación para ver cómo reaccionamos los humanos ante este tipo de sucesos. Los curas... bueno, mejor lo dejo.

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