LOS 100.000 MILLONES DE SAN LUIS
En 1814, una vez expulsadas las
tropas napoleónicas , regresa Fernando VII al trono de España. Había sido
desplazado del mismo por Pepe Botella (José Bonaparte), a instancias del
todopoderoso emperador francés (su hermano) durante de periodo de sometimiento
al invasor galo. El legítimo monarca, abolió la constitución de 1812 y restauró
el absolutismo. Resultó ser, uno de los
reyes más déspotas e inservibles de nuestra historia. En 1820, un levantamiento
militar, dio lugar al trienio liberal. En este periodo el monarca parecía
acatar la constitución mientras conspiraba contra el gobierno a sus espaldas.
En virtud de los acuerdos del tratado
de la Santa Alianza, firmado
años antes por distintas monarquías católicas centroeuropeas, pidió ayuda a su primo, Luis XVIII de
Francia que, en abril 1823, envío sus
tropas sobre España con el fin de
restaurar la monarquía absolutista. La
historia se encargó de bautizar a los más de 95.000 soldados invasores como “Los
cien mil hijos de San Luis”. La aportación de las huestes francesas
resultó decisiva para poner fin al denominado trienio liberal y para que el monarca traidor, conservase
el trono hasta su muerte en 1833.
En el siglo XX, en vistas de que Hitler había
ocupado por la fuerza el corredor del
Rin y Austria, y no ocultaba su perversa intención de invadir los
Sudetes, el Primer Ministro del Reino Unido, Arthur Neville Chamberlain,
viajó a Múnich buscando afanosamente la manera de desactivar aquel ambiente
bélico desatado por el expansionismo suicida de los alemanes. Se reunió con
Hitler y, después de una dura negociación, firmaron el Acuerdo de Múnich de
1938, en virtud del cual, el Tercer Reich renunciaba a cualquier otra
pretensión territorial dentro de Europa a cambio de que el Gobierno de Praga
concediera un régimen de autonomía a la región de los Sudetes, de mayoría
alemana. Cuando Chamberlain regresa a Londres y exhibe plenamente
satisfecho el acuerdo alcanzado con Hitler, el entonces parlamentario
Winston Churchill, le hace bajar de la nube diciéndole: “Os dieron a elegir entre la guerra y el
deshonor…habéis elegido el deshonor y tendréis también la guerra”. Desgraciadamente, el tiempo puso de
nuevo de manifiesto la visionaria
personalidad del político británico y sólo 1 año después de la bajada de
pantalones de su Primer Ministro, Gran Bretaña y sus aliados, tuvieron que
declararle la guerra a Hitler
Ya en el siglo XXI, nuestro
ínclito presidente, que prometió el oro y el moro durante la
larguísima operación de acoso y derribo a su predecesor en el cargo, (por
la que, hasta los más pesimistas,
tuvimos que concederle el beneficio de la duda), cursó la petición de ayuda a sus socios
europeos, que respondieron convenientemente enviando “cien mil”. Sin embargo, esta vez la euro-ayuda no llega
bajo la denominación ”hijos de San Luis”, sino que lo hace bajo el nombre de “millones de Euros”. ….. A Don Mariano, parafraseando a Sir W.
Churchill, sólo me queda decirle: “hemos
retrocedido en la prestación de servicios sociales básicos a niveles de hace 30
años con el fin de evitar el rescate, y al final hemos tenido rescate”
…… o rescate ligth, o rescate dulce, o préstamo
blando, o regulación de mercado bancario, u optimización de recursos
financieros, o habilitación de crédito a las pymes y familias, o cualesquiera
otro eufemismo que quiera Vd. utilizar. Vístalo como quiera, seguro que la factura, la pagamos los de
siempre. El último que apague la luz.
Amén