viernes, 31 de mayo de 2013

ENTRESIESTA (Por Chin)




Familia Numerosa de 2ª, así rezaba el Título cuya fotocopia usabas pa viajar con un 40% de descuento (parece que estoy viendo la cara de perro de Clemente Cabañas cuando le enseñabas la fotocopia a través de la ventanilla de la taquilla que tenía en la estación). Parecía que el descuento tuviese que pagarlo él,  de su bolsillo, y supongo que sólo sería por el papeleo que le supondría recuperar, del Instituto de Previsión, el descuento aplicado. En el viaje al pueblo,  te ahorrabas 30 pts , pa una cerveza y un vino,  pero en una matrícula universitaria  te ahorrabas  30.000. Recuerdo el año en el que el Fule dejó de estar en la foto del Título, y con el descuento a que daba derecho nuestra nueva condición (FN de1ª), a mi no me llegaba pa poder pagar la matrícula. (que eran 67.000 pelas). Compré un sello de fechas,  un tubo de tipex y falsifiqué el que había caducado; me quedó niquelao …. y coló.
En mi pueblo, como en todos, en aquella época había muchísimas familias numerosas;  Sin ir más lejos,  entre mi madre y mi tía Gabriela (su hermana), éramos la friolera de 7+6=13. Criar hoy una prole de 7 sería virtualmente imposible:  Como mínimo  4 ó 5 playstation,  5 ó 6 smartfhones, (con su tarifa incluida),  7 pares de Munich, que con las zapatillas de “la cadena”  den cá el Rapau vamos haciendo el ridículo; 4 ó 5 coches, con sus seguros, impuestos y gasolinas varias. Y teniendo en cuenta  que el chato de tinto con sifón de 3 duros,  y el medio gintonic de larios  de a 40 pts  pasaron a la historia, 50€ per cápita pa salir el finde, que ahora el   vino D.O. cuesta  3€/copa y el  Bulldog o Hendriks c/tónica rara y especias ,  10 y 12 €/cubata. Y asín todo. Habría que dedicarse a la política, y además en España, para poder asumir esos gastos.
El Tío  dormía la siesta. Aún hoy lo sigue haciendo. En el ejercicio de tan sana costumbre,  era acompañado por el Grande, que ya entonces madrugaba, y por Manolo cuyo intermitente aporte a las faenas del campo era siempre amenizado por lloros,  amenazas  e improperios varios (si es que no tendría ni 10 años joder!!). Rosa y Caro, eran bebés y también dormían a esas horas. En el corral,  quedábamos el Fule, Isaac y yo. Por supuesto sin Play, sin tele y sin nada tangible con lo que poder entretenernos, por lo que nuestras horas de siesta discurrían dando el follón, pegándonos y armando gresca. De vez  en cuando se oía al Tío gruñir desde su habitación , pidiendo silencio, y cuando ya lo teníamos harto,  se levantaba cabreao como un mono, con los ojos inyectaos en sangre, los pelos de punta ,  el cinto en la mano y a correr detrás de nosotros por todos los recovecos que había en casa entonces. Yo creo que nunca se propuso arrearnos en serio.
Elucubró pues el Tío, la manera de mantener a raya a la muchachería sin necesidad de interrumpir su siesta ni de tener que usar la correa. Un día que fue a Zamora, trajo dos preciosas cadenas con sus respectivos candados, que servirían para atarnos un pie a dos de nosotros. Al pequeño lo dejaría suelto. Pretendía de este modo,  dificultar el contacto, y, por ende, la gresca entre nosotros.  A mi me ató a la gatera de la casadiorno vieja. Al fule, no lo recuerdo, la verdad;  pero el pequeño, que era peor que el tifus,  quedó suelto y estuvo toda la siesta torturándonos al Fulero y a mi;  eso si, con herramientas telescópicas,  tipo palo de escoba o mango de rastrilla que le permitían picarnos desde una distancia prudencial sin arriesgar el pellejo. Parece que lo estoy viendo al cabrón. Fue peor el remedio que la enfermedad y el experimento, como podéis imaginaros, fue un rotundo fracaso pues,  nuestras  amenazas al pequeño y los consiguientes lloros provocados por las ofensas recibidas por su parte , sustituyeron con creces los decibelios provocados por nuestras anteriores trifulcas. Las cadenas fueron condenadas al ostracismo ya desde la 1ª entresiesta. Nunca jamás se volvió a saber de ellas.

lunes, 20 de mayo de 2013

AZUFRE (Por Chin)



AZUFRE
“….ayer ehtuvo el diablo aquí… [George doble-V Bush],   güele a asufre  todavía….” (Hugo Chávez, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, 20/09/2006)
20 de mayo de 1998. Los cafés costaban 20 duros,   J.M. Aznar, en el poder con el apoyo de los nacionalistas catalanes, parlaba la llengua d´limperi en la intimidad, con la Botella. Los del PSOE andaban a la gresca con el lío de la bicefalia, y el Real Madrid llevaba 32 años sin tocarle las orejas a la Copa de Europa.  Desde 1966, mi año, precisamente.
Final de la Champions. Eran las 20:40 horas cuando  Manolo Sanchis, al frente del combinado merengue, se disponía a saltar al campo para batirse con la Bechia Signora de Zinedine Zidane. Había  yo dispuesto para ver el  partido, cerveza suficiente para mantener en coma a la mitad de la población de Münich durante una semana;  …. Y hasta  había seleccionado y ensayado toda una suerte de blasfemias, insultos e improperios que dirigir al trío arbitral, toda vez se consumase el robo al que en aquellos años nos tenían tan acostumbrados.  Fue a las 20:40, la hora champions, justo en ese momento, cuando decidiste hacer uso, por primera vez, de tu innata habilidad para cabrearme:  Empezaste a dar patadas a la pared de la mazmorra, donde te habíamos confinado nueve meses antes, y provocaste una pequeña inundación.
Cuando llegamos al hospital, no había ni dios por ningún sitio. Pude oir, eso si,  desde la sala de espera, el jaleo provocado por el gol de Mijatovic, y pude contar hasta dos cambios de turno antes de que la enfermera a las 10:20 del día siguiente, viniera a darme la enhorabuena. Cuando te  vi, con la cara aplastada, los ojos cerrados, enormes, arrugada como una nuez y negra como un tito, me pareciste un castigo;  hasta que te  cogí en brazos, y entonces supe que serías pa mi pa siempre. Mientras hojeaba el Marca de la mañana, cuya portada se me adaptaba, temporal y anímicamente como un guante, supuse  que en el futuro serías madridista, me lo debías;  nada de nada, si serás cabrona que me has salido culé hasta la médula. 
Han pasado quince años, y ahora me paso el día echando azufre a la puerta de nuestra casa para que los  perros  no vengan a mear. Y aunque sé del poder disuasorio del amarillo elemento entre la población canina, no me cabe la menor duda de que, más pronto que tarde, vendrá  alguno, más cojonudo que yo,  y  se pasará por el forro mis advertencias cromáticas y olfativas. Claro que pa él tendrá,…. menuda fiera.
Hala!,  después no digas que no me acuerdo de tu cumple, este año te felicito a través del feisbuk, para que todos mis amigos y agregados sepan que ya tengo una mocica quinceañera en casa. …
Felicidades, hija…..




PD. : atención canes,  si vos pillo levantando la pata a mi puerta,  vos corto el raaaaabo.

martes, 14 de mayo de 2013

LOS GUINDILLEROS NOCTURNOS Parte II

Llegamos al acuerdo que para que nadie se rajara a la hora de ingerir la hortaliza o verdura, ya que no está clara su clasificación, deberíamos de comerla todos a la vez y por supuesto, dándole un buen mordisco. Eso hicimos. Al principio y estoy hablando de un segundo no más (como dicen los mejicanos), no se sentía nada en especial, pero transcurrido ese segundo sin vuelta atrás, aquello fue una explosión de dimensiones nucleares, todos empezamos a escupir los trozos que teníamos en la boca e intentar extraer cualquier resto de la infecta guindilla de la lengua con manotazos y pellizcos a la vez que pataleábamos, primero sin movernos del sitio y después, saliendo en estampida de la tenada, sin rumbo ni dirección definida, solo correr y correr con la boca abierta para refrigerarla sin importar la lluvia ni el barro. Ahora comprendíamos a la burra del tío Eulogio y el porqué de su huida con los ojos desorbitados y el rabo levantado, sin consuelo, ya que nosotros estábamos en las mismas circunstancias.
 El efecto tardó más de una hora en remitir y los morros y hocicos, se nos pusieron como los de Kunta Quinte. Aquello era la bomba y no había mejor prueba de valor que esta, para demostrar el merecimiento de poder entrar en la banda. Nos hicimos con una buena provisión de ellas, algunas de las cuales las elegimos de color amarillo, que los entendidos decían que picaban aún más, pensando en los futuros miembros, que si querían pertenecer a la banda, tenían que sufrir unas consecuencias peores que las nuestras, ya que nosotros éramos los fundadores.
Al principio de la fundación sólo éramos cuatro miembros; Miguel, su hermano Eloy, Pino (dueño de las guindillas) y yo, pero ese mismo día hicimos otro adepto; Adolfito.

Todavía se me saltan las lágrimas de la risa cuando me acuerdo de cómo corría por la Gurrieta, ya sin tanto barro en las calles, pero con un borchorno insoportable, sin darme cuenta de que pocas horas antes, éramos nosotros los que parecíamos el correcaminos huyendo del coyote de una de sus trampas ACME. Cómo no se creía que nosotros habíamos ingerido aquel fuego abrasador, pero que no estábamos dispuestos a repetir tal hazaña y menos ese día, decidimos que para ser miembro definitivo, teníamos que pasar una prueba más de valor y así, Adolfito se quedaba contento porque iba a ser el quién decidiera dicho acto de valor. 

En la Gurrieta estaba ubicada la "casa del maestro", un vestigio de épocas más esplendorosas del índice demográfico de Carrascal, en las que el pueblo estaba plagado de niños, que más tarde abandonaron para emigrar a zonas industriales o a otros países, y se necesitaba la presencia de un maestro para los niños y de una maestra, también con su respectiva vivienda y escuela para las niñas. Esta casa era particularmente tétrica y todos los chavales le teníamos un miedo psicológico de oír las historias de terror que contaban los chicos mayores sobre ella. La casa tenía acceso a dos calles, una por la parte delantera y otra por la trasera y entre las dos puertas habría como unos 50 m, incluido el corral de la parte trasera. En aquella época ya había comenzado el vandalismo y pese a los esfuerzos de los abuelos de mi amigo Miguel, que vivían al lado, de mantener la casa a salvo, ésta se encontraba con las puertas abiertas.

La prueba de valor que eligió Adolfito, consistía en que, ya de noche, deberíamos cruzar la casa de puerta a puerta y con eso quedaba claro que uno había estado en la casa del maestro de noche y esto, no lo podía decir cualquiera.
Creo que desde ese día, comenzó mi afición por el atletismo y la velocidad, porque creo que ningún chico de 10 ó 12 años, haya hecho 50m no lisos en menos tiempo que yo.

Ya éramos Guindilleros nocturnos.

lunes, 13 de mayo de 2013

CINCO HORAS CON D.MARIO (Por Chin)



CINCO HORAS CON D. MARIO.
El cura de Morales, D. Mario, vive al lado de nuestra peña. Es un buen tipo que  aguanta impasible las escandaleras que montamos a diario durante las fiestas. A menudo entra en nuestro garaje, para echar un parlao y/o un vinillo y/o fumar un puro, (o los que sean menester); su indumentaria y maneras no recuerdan  para nada su condición de sacerdote,  por lo que los que no lo conocen, le hablan como si fuera uno más de la peña….   yo, para evitar malos entendidos, me apresuro a presentar a nuestro atribulado invitado,  nombrando su condición,  al resto de visitantes. Pero hay veces  que los que  se encuentran charlando, picando algo y/o simplemente, soplando una miaja, son moralinos, de ascendencia o de adopción,   lo que hace que me olvide de presentaciones , al dar por hecho el que,  aunque no sean practicantes, identificarán al párroco. 
Siempre hay algún día de las fiestas  que  el cura cena con nosotros; este año ha sido el día de la barbacoa. Allí estuvo, desde que la encendimos a las 9, hasta que marchamos pal baile a las 2 de la madrugada. Durante la sobremesa, pasaron a tomar un café y dulce  unos amigos que, como nosotros, llevan viviendo aquí 14 ó  15 años; yo di por hecho,  que todos conocían al párroco,  por lo que obvié las presentaciones. Craso error, amigos….. la gente no va a misa….. y el Rober con su elocuencia habitual, llena de gestos y movimientos (a mi me encanta cómo cuenta las cosas),  estuvo un rato contando chascarrillos de contenido erótico, aderezados con las características blasfemias que en esta Tierra ,  preceden,  acompañan, y/o ponen colofón, a casi todas las frases que de forma oral, habitualmente se intercambian. Lo que al principio era un “jejeje ¡qué gracioso está hoy el Rober”, (dirigido al Páter, por lo bajini, como pidiendo disculpas) , se convirtió en risas a mandíbula batiente cuando, entre señas, hicimos comprender a Roberto quién era su interlocutor en ese momento. Aquel,  lejos de amilanarse soltó un:  ¡no me jodas!,  acompañado de un par de juramentos en arameo. La inmediata absolución, sin penitencia, otorgada mediante un gesto, hace que me pregunte si tal vez yo,  podría encontrarme  entre su feligresía, si el cura bajo cuyo ministerio me crié, se hubiese parecido un poco, nada más un poco, a este.