AirQuillinos.
Así debería llamarse nuestra compañía aérea de bandera, si en su día, hubiésemos
alcanzado el status de República Independiente; pero con esta crisis económica de ahora, y la demográfica de toda la vida, me temo que andar buscando financiación para
las obras de nuestro Aeropuerto Internacional, sería hacer el bobo.
Ya conocéis mi incorporación al mundo laboral, en 1991. En
un post de hace tiempo se describe con pelos y señales. En la
base Rosinos había entonces dos avionetas
DROMADER PZL de fabricación polaca. Eran, por así decirlo, los Barreiros del
cielo. Amén del piloto, podían llevar un pasajero, que iba de espaldas con él, es decir, mirando para atrás. No estaba yo
acostumbrado a mandar, así que cuando me
di cuenta de que tenía tal potestad, empecé
a ejercer, y a dilapidar el dinero de
los contribuyentes. La primera vez que subí a bordo, fue en un vuelo de
reconocimiento que programé tras 2 ó 3 días sin fuegos. Más tarde a lo largo de
la campaña, volé junto a Paco Serra, uno de los pilotos, en no menos de 25 ó 30 intervenciones reales; No nos estaba permitido hacerlo, pero yo volé
siempre que pude. Volar un PZL era como
una montaña rusa; sin referencias fijas,
puesto que vas por el aire, el movimiento lo notas en las vísceras, que por la
inercia se te van para todos los lados. Lo mejor, cuando el piloto suelta el
agua y, con el motor acelerado a tope, el avión, al verse liberado del
sobrepeso, sale disparado hacia arriba, casi en vertical. Los cojoncicos se te
bajan a los pies.
La campaña de incendios de 1994, la hice en el aeropuerto de
San Javier, en Murcia. Allí tenía dos
hidroaviones de la segunda guerra mundial (en serio) ; eran dos CANSO PBY, los
populares CATALINAS unos bichos de 30 metros de envergadura.
A los mandos de las dos aeronaves, había sendos capitanes, uno escocés y otro canadiense, que son los tipos más serios y profesionales que nunca he conocido. Explicándole la fiesta de los toros, hice buenas migas con el primero. No hablaba ni una palabra de castellano, por lo que tuve que esforzarme en poner en práctica todo el inglés mal aprendido a lo largo de mi vida académica. Probablemente progresé más aquel verano, que en los 9 cursos en los que estudié esa endiablada lengua de los británicos.
A los mandos de las dos aeronaves, había sendos capitanes, uno escocés y otro canadiense, que son los tipos más serios y profesionales que nunca he conocido. Explicándole la fiesta de los toros, hice buenas migas con el primero. No hablaba ni una palabra de castellano, por lo que tuve que esforzarme en poner en práctica todo el inglés mal aprendido a lo largo de mi vida académica. Probablemente progresé más aquel verano, que en los 9 cursos en los que estudié esa endiablada lengua de los británicos.
El día 13 de septiembre, la
campaña tocaba a su fin y yo cumplía 28
años. Como sobraban horas, programamos una salida, y el escocés me invitó a que los
acompañara. Amerizamos para cargar (era obligatorio volar cargados de agua por
si llamaban para un servicio en pleno vuelo) y salimos paralelos a la costa; cuando
la aeronave se estabilizó, el capitán se quitó los cascos y me dejó su sitio junto a su segundo, David. Este, a través del canal
interno, como en las pelis, me explicó lo de los flaps, (parriba y pabajo), lo
del timón de cola, (pa un lao y pa otro) y los pedales de compensación, que sirven para mantener el rumbo con viento
de costado. Cuando sobrevolábamos la costa de San Pedro del Pinatar, David me soltó
y me permitió, durante unos minutos, tomar el mando; una de las experiencias más emocionantes, y,
sin duda, el mejor regalo de cumpleaños que he tenido nunca. Al principio, para creérmelo, estuve usando el
mando como cuando era un rapaz, y mi
padre me dejaba el Simca 1200, al que instintivamente (todo el mundo lo hace), movías
el volante para comprobar que eras tu quien conducía; yo
tiraba de flaps, y giraba el timón de cola para notar el movimiento del bicho, que,
como en el Dromader, tenía su eco en las
vísceras. A partir de ese día, y durante un tiempo, me hubiese gustado ser
piloto, pero ya estaba demasiado gordo. En la otra vida será, como el
Airquillinos International
Airport.
Varias cosas con respecto a tu entrada:
ResponderEliminar-Recuerdo la retahila que solías gastarte con eso de "La República independiente", pero creo que en los años de la Uni la cantinela era algo así como: "República alternativa independiente de Arquillinos, con pasillo desnuclearizado hacia el Duero".
-Mola tu experiencia de pilotar un vión aunque haya sido solo por unos instantes y a mí me hubiera gustado hacerlo...quién sabe si algún día, cuando me jubile (si todavía existen las pensiones) lo haga.
-Tengo una experiencia que algún día contaré con respecto a los aviones que también es emocionante y que tiene que ver con el repostaje de cazas en pleno vuelo.
Un saludo.
El pasillo desnuclearizado era con salida "laguna del torreón". Lo demás todo clavao.
EliminarY los viones son esos mismos, los de los afotos, bueno quitao el más coloradico que es un CANADAIR. Macho eres un puto crak.