MUNDO PERRUNO
Un nuevo individuo ha venido a engrosar la lista de miembros de esta familia cuyos destinos tengo el placer de capitanear, (cuando me dejan). Se trata de Troy, un cachorro de mastín leonés, cuyo apetito hace que Héctor parezca un comisca y el frenesí que muestra por la siesta hace que yo me sienta un puto aficionado a tan española y sana costumbre. Mi señora y los nenes,(mu cabroncetes ell@s) aprovechando que el olfato no es precisamente uno de mis sentidos más desarrollado, me han adjudicado por unanimidad, con premeditación, alevosía y nocturnidad, (si mediara malicia podría ser delito), la pestilente tarea de retirar del jardín las plastas que va soltando el bicho, que, haciendo bueno aquel refrán que dice: “sigún come el mulo asín caga el culo”, (alistano original), deben ascender a diez o doce diarias. El asunto es que esta mañana, después de casi una semana sin pisar por casa, debido a las actividades paganas con las que honramos al Stmo. Cristo de Morales (patrón de mi pueblo de acogida), he tenido que retirar de golpe las croquetas depositadas por el can durante estos días; y de verdad que no las he contado, (como cuando hago slalom por Ab), pero lo menos había 40 ó 50. Y esto me lleva a la reflexión de hoy: desde el punto de vista cualitativo,el balance es positivo; el chucho, sin duda, ha mejorado nuestra calidad de vida. Es bonito, listo y tiene carácter. Nada más hay que ver a los niños jugar con él para comprobarlo. Sin embargo, desde la óptica puramente cuantitativa, las cifras son deprimentes: en el mes escaso que lleva con nosotros, le ha roto no menos de 5 ó 6 prendas al Héctor; se ha comido dos sacos de 10 kg de pienso del mercadona, (amén de todas las sobras, debidamente deshuesadas y limpias). Ha engordado lo menos 8 ó 10 kilos. El veterinario me jodió 36 € por las 1ªs vacunas, el alta en el censo y el chip, (…….y me amenazó que sólo era el principio que me parece que tengo que volver con él esta semana), y, sobre todo, me ha hecho retirar del jardín, el porche y la bajada al garaje, no menos de 150 cagarros que, por su tamaño, color y textura, bien podrían haberlos deyectado un elefante.
¡¡¡qué tiempos aquellos en que los perros de la casa eran externos, o como mucho, mediopensionistas!!! (sólo acudían a dormir). Amén
Un nuevo individuo ha venido a engrosar la lista de miembros de esta familia cuyos destinos tengo el placer de capitanear, (cuando me dejan). Se trata de Troy, un cachorro de mastín leonés, cuyo apetito hace que Héctor parezca un comisca y el frenesí que muestra por la siesta hace que yo me sienta un puto aficionado a tan española y sana costumbre. Mi señora y los nenes,(mu cabroncetes ell@s) aprovechando que el olfato no es precisamente uno de mis sentidos más desarrollado, me han adjudicado por unanimidad, con premeditación, alevosía y nocturnidad, (si mediara malicia podría ser delito), la pestilente tarea de retirar del jardín las plastas que va soltando el bicho, que, haciendo bueno aquel refrán que dice: “sigún come el mulo asín caga el culo”, (alistano original), deben ascender a diez o doce diarias. El asunto es que esta mañana, después de casi una semana sin pisar por casa, debido a las actividades paganas con las que honramos al Stmo. Cristo de Morales (patrón de mi pueblo de acogida), he tenido que retirar de golpe las croquetas depositadas por el can durante estos días; y de verdad que no las he contado, (como cuando hago slalom por Ab), pero lo menos había 40 ó 50. Y esto me lleva a la reflexión de hoy: desde el punto de vista cualitativo,el balance es positivo; el chucho, sin duda, ha mejorado nuestra calidad de vida. Es bonito, listo y tiene carácter. Nada más hay que ver a los niños jugar con él para comprobarlo. Sin embargo, desde la óptica puramente cuantitativa, las cifras son deprimentes: en el mes escaso que lleva con nosotros, le ha roto no menos de 5 ó 6 prendas al Héctor; se ha comido dos sacos de 10 kg de pienso del mercadona, (amén de todas las sobras, debidamente deshuesadas y limpias). Ha engordado lo menos 8 ó 10 kilos. El veterinario me jodió 36 € por las 1ªs vacunas, el alta en el censo y el chip, (…….y me amenazó que sólo era el principio que me parece que tengo que volver con él esta semana), y, sobre todo, me ha hecho retirar del jardín, el porche y la bajada al garaje, no menos de 150 cagarros que, por su tamaño, color y textura, bien podrían haberlos deyectado un elefante.
¡¡¡qué tiempos aquellos en que los perros de la casa eran externos, o como mucho, mediopensionistas!!! (sólo acudían a dormir). Amén
la semana pasada me acorde se vosotros , estuve en Sevilla y allí mismo rememore aquel famoso viaje ,esta vez en la giralda, no me asaltaron las gitanas gordas para leerme la mano y quitarme las perras, esta vez cuando llego la hora, pude comer algo mas que un bocata de calamares ,esta vez me pareció mas bonita de ver,y de vivir (cuanto garito metido entre callejuelas ),pero ESTA VEZ , lleve veintipico años mas y veintipico kilos mas
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