domingo, 14 de julio de 2013

DESEOS ROBADOS (Por Chin)




Discurría la primavera de 1989, y, por 1ª vez, visité los Chorros del Mundo  en el ámbito de un viaje de prácticas de bichario  y dasometría. El entorno es impresionante y sorprendente, sobre todo para los que creíamos que la provincia albaceteña era llana como la palma de la mano. El fenómeno kárstico que da origen al salto, tiene la zona salpicada de pozas y oquedades casi siempre llenas de agua. Sucedió que en una de ellas, un día, alguien tiró una moneda, imagino que con el fin de dar curso a a algún inconfesable deseo, al igual que se hace en la Fontana di Trevi, (la más famosa) y en otras muchas albercas distribuidas por todo el planeta. Cuando pasábamos cerca de la poza, algún  compañero nos dio la voz sobre su existencia, así que hacia allí nos encaminamos todos en procesión. Algunos lanzaron monedas y,  para si, sonrieron. Otros nos quedamos pensativos dudando entre la necesidad imperiosa de pedir un  deseo y que se cumpliese, y la necesidad, más tangible, de disponer de algo suelto pa las cervezas de por la noche.  Cuando bajamos  a comer al restaurante dónde habíamos pactado la pitanza, el Chuchi y yo, los dos zamoranos del grupo, nos quedamos un rato intentando radiografiar el origen del agua de la poza. No podía ser freático, pues estábamos en lo alto  de una roca, ni tampoco endorreico, pues nada parecía fluir hacia ella. El agua le venía de las salpicaduras del salto. Flujo insuficiente, en cualquier caso, para poner coto a nuestras aviesas intenciones. Cuando llegamos abajo, mientras los demás jugaban la partida después del café, nosotros le cogimos prestao  el cubo de la fregona al del restaurante, y regresamos al pozo de los deseos. Empezamos a achicar agua,  y no sé si por la perspectiva de los próximos caudales, por la gamberrada en si, o por lo fácil que estaba resultando, vaciamos la charca en un periquete. El botín: 6.754 pts,  la mayoría en monedas pequeñas, pero también en monedas de 100, 200 y 500 pts (la gente está loca). Teniendo en cuenta que el tercio de mahou clásica y el del águila de toda la vida, costaban entonces  en Riópar,  65 pts,  se puede afirmar, sin ningún género de dudas, que esa noche inolvidable de la primavera de 1989, los integrantes de la foto, nos bebimos los deseos de medio Albacete. 


Pregunta para mis compañeros:  ¿por qué nos emborrachábamos tanto durante las vigilias nocturnas de los viajes de prácticas? (se aceptan respuestas)