NOVEDADES PAQUITA
Sólo tres veces me he disfrazado
a lo largo de mi estúpida existencia. La 1ª de ellas tuvo lugar en 1985,
estábamos en 3º FP II, y organizamos una gachetofiesta en la Ramsés para sacar
dinero pal consabido viaje de estudios.
El episodio lo conocéis todos porque ya lo hemos comentado en este Blog.
Paco G. y yo, que a la sazón usábamos gabardina como prenda de entretiempo habitual, la utilizamos esa noche para complementar el
disfraz de Gachet, al que añadimos un sombrero de cartón, que al tirarle de una
espita, escupía lo que parecía ser una
mano abierta, pegada a un muelle, como
diciendo adiós. Largas horas de estudio nos costó que funcionase el prosaico
artilugio, que trataba de imitar las bobadas que se sacaba del gorro el
inspector de los dibujos, entonces muy de moda. Para eliminar cualquier
vestigio de timidez, previo al concurso,
estuvimos dándonos ánimos en la barra del Blumen a base de cañas de vino (no
había para más). El que fuese asiduo al mencionado local, sabrá que las cañas
de vino del Blumen eran como el maná del cielo y las bodas de Canaan juntas. Enormes; suficientes para nublar la
vista, alegrar el espíritu y hacer perder la razón. Bastaron 3 ó 4 para
quitarnos la vergüenza de subir al escenario vestidos de esa guisa. Ganamos el
concurso de calle. Eramos los únicos participantes.
La segunda de ellas fue en
Villadepera, en la despedida de soltero de
Emilio Formariz. Julio Pérez, (mi
7º hermano ) y yo, aprovechando un disfraz de moro que nos habían confeccionado las tías, pal carnaval de
Peleas de Arriba, acudimos a la despedida disfrazados. Cuando nos quisieron reconocer en el bar,
(por las manazas que ambos gastamos), ya le habíamos robado el coche al alcalde
(Isidro), de la puerta de su casa (lo
tenía allí, en marcha,… y no anduvimos con ostias). Después de la cena y de tropecientos cubatas
más, metimos en adobo al novio (si, si ,… con agua, pimentón y orégano). Esta
costumbre resulta muy divertida pa los invitados que, por supuesto, cuando
empiezan con el asunto, ya no conocen…. Julio no aguantó la presión, y se me
quedó dormido en el coche con el novio a medio adobar. Cuando despertó, se le
había pasado el tufo, y pudo conducir, así que como a las 9 de la mañana,
llegábamos a Zamora, él completamente
desvelado , y yo, que no me había “velado” todavía. No creáis que fuimos a
dormir…… empezamos por el bar “los Tilos” (al lado de la catedral), y terminamos
el recorrido en el Blumen a eso del mediodía;
Zamora de punta a punta; la París-Dakar de las cervezas y los
carajillos. … manda güevos.
La pasada semana, celebró la
feligresía la festividad del Cristo de Morales, patrón de mi pueblo de acogida.
Es costumbre ya desde hace años, el intentar disfrutar de las fiestas como si
fuésemos nacidos aquí, y es que llevamos
ya 15 años viviendo en el pueblo. Para ello, nos hemos juntado con unos amigos
y hemos formado una peña. “El carretillo” se llama. Entre padres hijos y
allegados, somos unos 17. Durante los
días de la fiesta, hacemos vida en el garaje de Julián “el pego”, que es
nuestro local social. Allí almorzamos,
comemos, merendamos, cenamos,
charlamos y soplamos, todos los
días del Cristo . Si viene Don Mario, el cura, que vive al lado, unas veces
rezamos el santo rosario pa pedir la
conversión de Rusia a la verdadera Fe, y otras cantamos unos Salmos
responsoriales para rogar por la salud mental de Mariano Rajoy, últimamente
sometida a fuertes tensiones.
Y en este contexto festivo, ha tenido lugar la tercera
de las veces que he logrado disfrazarme.
Andaban las tías toda la semana dando la brasa con el disfraz, y en sus
manos lo dejamos todo. Julián pilló unas
mallas estampadas que dejaban al descubierto parte de su estrecho culo. Teníais
que haber visto la cara del chino cuando
le dijo que quería probarse las mallas. Un poema. El pego y yo emulando lo
acaecido 27 años antes en el Blumen,
estuvimos toda la tarde “dándonos ánimos” por las distintas peñas del
pueblo, en nuestro local, y en la bodega de Felipe “petaca” que tiene un vino
cojonudo este año. A la postre, a la
hora del baile, allí nos presentamos 7 u 8 de la peña, incluidos Paula, Héctor y Javier (este último tiene 3 ó 4
años), disfrazados de punkies. Con las cadenas colgando, las botorras por fuera, los pitillos y las
mallas ajustadas, las camisetas salpicadas de lejía y los pelos de colorines y de punta. La velada sirvió para pasar una noche
distinta y para que nos cayera alguna que otra cerveza financiada por gente con
la que habitualmente no alternas. Cuando nos proporcione Josico, (cronista
gráfico oficial de la Villa), las correspondientes afotos, os las subo,….
prometido,