Este fin de semana pasado he estado en Zamora... ya se sabe: visita a los familiares y al pueblo que me vio nacer y en el que descansan parte de mis antepasados y por eso de mantener las tradiciones me acerqué con mis padres al cementerio acompañando al cortejo de la Cofradía de las Ánimas, que seguramente sea una de las más antiguas de la provincia. Saludé a un montón de conocidos que hacía algún tiempo que no veía y transmití mi sentimiento de pésame al padre y al hijo mayor de mi amigo Miguel, ya sabéis, por otra entrada, que perdió la vida inexplicablemente hace unos meses en Brasil, sólo por eso ya mereció la pena hacer la inversión en la ancestral tradición y abrazar a sus familiares, que sintieron que un amigo les confortó un poco en su dolor dándoles un poco de calidez que el manto frío del olvido va cubriendo con el tiempo y la distancia de los restos desterrados en un país tan lejano.
Ya en otro momento de mi estancia, tuve que ir a recoger a mi tía a la estación de autobuses y como fui con tiempo más que de sobra, me dí una vuelta por los alrededores y cómo no, visitar tras los muros de la Universidad Laboral, parte de mi juventud, pero cual fue mi sorpresa que parte del alma de la Uni, estaba desnuda y desprotegida de su otrora inexpugable corazón donde tantas jóvenes vidas han recorrido su patio arbolado. Era cómo ver algo prohibido para cualquiera que no haya estado allí y en cierto modo, sentí violada mi intimidad. seguro que ya lleva un tiempo de esta guisa, pero yo no me había fijado y la verdad, me entristeció que esté así de desnuda y mutilada.